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Domingo, 4 de junio de 2006
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Dios aprieta, pero europa ahoga
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Tan sólo es una idea», dicen, pero el Parlamento Europeo ya ha lanzado el globo sonda para un nuevo impuesto. Esta vez se trata, agárrense, de imponer una tasa por los correos electrónicos y otra por los mensajes cortos. Como los impuestos no son todavía suficientemente altos y abusivos, a los aburridos y excelentemente pagados eurodiputados no se les ha ocurrido nada mejor que este nuevo tributillo de nada. «Son minucias; pero, dados los miles de transacciones que se hacen cada día, supondrán unos ingresos inmensos», ha dicho, orgulloso de su sagacidad, el diputado de la feliz idea. Total, ¿qué son unos centimitos de nada para cada ciudadano europeo?; sin embargo, cuando en Bruselas lo multipliquen por 450 millones (de europeos de la unión) y por decenas, cientos o miles (de mensajes enviados por persona), el humilde centimito (humilde pero nuestro, ganado con el sudor de cada uno) se habrá convertido por arte de euromagia en una auténtica millonada para que estos chorizos con inmunidad diplomática sean más «independientes» de los gobiernos.

Un impuesto es un impuesto, y un robo es un robo; y llamando a las cosas por su nombre, hay que decir que esto es una manera como otra cualquiera de robar al panoli, es decir, al ciudadano. Exactamente igual que la ORA y tantos otros impuestos absurdos y excesivos a los que nos someten los burócratas de ayuntamientos y gobiernos. ¿Qué impuesto será el próximo que se le ocurra a algún político inspirado?, ¿por mirar los escaparates?, ¿por pasear?... ¿por mear? Porque no se vayan a creer que esto de los SMS es una idea aislada. Al contrario, forma parte de una batería: nuestros supuestos servidores del Parlamento Europeo quieren gravar más aún los billetes de avión, o crear un impuesto suplementario para las compañías petrolíferas, por ejemplo. Y encima, salta otro diputado listillo con el cuento de que las nuevas eurotasas no afectarán al consumidor, sino a las compañías; ¿es que se cree este payaso que todos somos lerdos?, las compañías, con toda la razón del mundo, no tardarán ni cinco minutos en repercutir el coste a los consumidores. Sin embargo, lo más triste de todo es que no ha sido un socialista ni un comunista quien ha propuesto semejante despropósito, no, ¿qué va!, sino un eurodiputado del ¿Grupo Popular Europeo! Desde luego, con liberales como estos, ¿quién necesita socialismo? Lo cierto es que entre unos y otros están consiguiendo que los euro-peos nos vayamos quedando totalmente indefensos ante el ataque combinado de diferentes administraciones que se tapan las vergüenzas mutuamente. Muy parecido a lo que pasa en Jerez: todos se odian, pero se dejan hacer unos a otros a sabiendas de que la cuenta la pagan los imbéciles de turno, es decir, usted y yo.

De momento, y presuponiendo que en la mayoría de los casos ya es demasiado tarde para exiliarse a los Estados Unidos, lo único que les puedo sugerir es que se cuiden mucho de que no les vea ningún burócrata cuando les entren ganas de ir a los urinarios.

www.acadaunolosuyo.bitacoras.com



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