La voz Digital
Domingo, 4 de junio de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


PORTADA
CALLE PORVERA
Actos de dolor
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

Los tiempos cambian. El sentimiento permanece. Cualquier adjetivo sobra para describir lo que ha ocurrido este fin de semana en Chipiona. Pocas figuras españolas han disfrutado del sentido y en casi todos los casos sincero, homenaje que ha recibido Rocío Jurado. Más allá del tópico, más allá del tomate, más allá de la lágrima, la más grande ha sido despedida como la verdadera reina que fue dentro y fuera de los escenarios. Una majestad cercana, que trascendió el chiste fácil de los morancos y que a pesar de sus errores, de los a gustitos y de las exclusivas, o quizás gracias a ellas, el pueblo la reconoció como una de las suyas, de donde saltó a la fama en un lejando festival de Jerez de principios de los sesenta. A hombros, y en medio de sus paisanos, de su gente y de los que la admiraban, más algunos politicuchos que se apuntaban el tanto, la estampa de la avenida Rocío Jurado, la última que recorrió la diva antes de su descanso eterno, evidenció su ingreso en el paraíso de los mitos. El pueblo existe, y a pesar de los maltratos de gobernantes y manipuladores sin escrúpulos, todavía es capaz de reaccionar espontáneamente y demostrar que debajo de la coraza de la indiferencia cotidiana, existe un corazón que late. Ya se pueden ir al diablo el debate sobre el estado de la nación, la repetitiva cantinela de Ikea, la subida del euríbor, la oleada de robos en comercios o las promesas vanas de pisos y trabajos para todos cual dictadura bananera. El pueblo ha dictaminado que sus sentimientos marchan hacia otros derroteros que el de sus dirigentes. Va siendo hora de que además de corazón, el pueblo demuestre tener cerebro, al menos al votar.



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento