La Fiscalía de París ha ordenado que el general Philippe Rondot, ex responsable del espionaje militar francés, sea conducido por la fuerza ante los jueces que indagan la identidad del delator anónimo en el caso Clearstream, montaje de falsas acusaciones de corrupción a políticos e industriales. El ejecutivo Jean-Louis Gergorin, autor confeso en la prensa de las denuncias a los jueces pero no de la manipulación, asegura que el primer ministro y hasta ahora amigo, Dominique de Villepin, no quería que Nicolas Sarkozy, su rival en el Gobierno, se enterara de la investigación confidencial que había encargado sobre el dinero negro en el extranjero atribuido a diversas personalidades, entre las que él figuraba. Rondot no acudió el jueves a una citación judicial en protesta por la filtración de sus anteriores confesiones.