La dirección de la multinacional alemana del sector electrodoméstico Braun anunció ayer que cerrará su única planta productiva en España, ubicada en la localidad barcelonesa de Esplugues de Llobregat, para finales del año 2008. La filial española fabrica planchas de vapor y batidoras y emplea a un total 690 trabajadores. Braun es propiedad de la multinacional estadounidense Gillette que, a su vez, forma parte de la también estadounidense Procter & Gamble.

Los responsables de la compañía informaron a los sindicatos de que la decisión es «irrevocable» y ha sido tomada «tras un exhaustivo análisis» de la situación de la empresa en España, los costes y la productividad. Braun explicó que la producción de la planta española se trasladará progresivamente a «diferentes regiones donde se aseguren unos óptimos niveles de eficiencia en los costes y productividad, en combinación con los altos estándares de calidad» de la multinacional. Todo apunta a que la nueva localización pueda ser China o algún país del Este de Europa.

Responsables de la multinacional dieron cuenta de que se habían visto obligados a tomar esta medida porque el mercado de los electrodomésticos es «cada vez más competitivo a nivel global», y afirmaron que la decisión del cierre «no ha sido tomada desde la irreflexión, sino después de una profunda revisión, durante la cual la compañía ha considerado un amplio abanico de alternativas».

La multinacional Braun justificó que el cierre de la fábrica española, que gestiona desde 1960, «no tiene nada que ver con los empleados de la factoría», que «siempre han demostrado en su trabajo altos y consistentes estándares de calidad». Por lo tanto, añadió, Braun hará «todo lo que esté en sus manos para proporcionar el soporte y la ayuda necesaria a todos sus trabajadores para la preparación de futuras alternativas de empleo». Además, se compromete a recolocar al personal dedicado a la Investigación y Desarrollo (I+D) del centro de Esplugues de Llobregat en Centro Tecnológico de Kronberg (Alemania) en los próximos dos años.

Rechazo sindical

Los dos sindicatos mayoritarios en la empresa, CC OO y UGT, rechazaron tajantemente el cierre y lo calificaron de «deslocalización brutal». Comisiones advierte de que tendrá un «gran impacto» en la actividad industrial del conjunto de empresas de componentes y proveedores del sector, que también «verán afectado su empleo». Las centrales calculan que 2.000 los trabajadores indirectos perjudicados por el cierre. Según CC OO, la planta catalana es «altamente productiva» y los últimos datos cifran el beneficio de la fábrica en 2003 en 10,6 millones de euros.