Llegó, vio y convenció. Volver, de Pedro Almodóvar, presentada ayer a competición en el Festival de Cannes, recibió la mayor ovación escuchada desde que se abrió el certamen. Aplausos entusiasmados de un público que, pese a proceder de los más recónditos rincones del planeta, ha captado todos los chistes y guiños del filme sin menor problema. La película, vista en España por 1,7 millones de espectadores en las diez semanas que lleva el cartel, inicia en Cannes su trayectoria internacional.

La troupe Almodóvar llegó a Cannes el jueves por la noche: Pedro, su hermano Agustín, productor del filme, y las actrices Penélope Cruz, Carmen Maura, Lola Dueñas, Blanca Portillo y Yohana Cobo. «Desde que cantaba con Fabio McNamara en el Rock Ola todo ha pasado muy rápidamente», re-conoció el director. «Pasé de largo la crisis de los 40, y ahora me he encontrado con la de los 40 y los 50 a la vez. Hablar de ello es una buena terapia».

Almodóvar quiso poner un punto de cordura a la euforia y recordó cuando partió como gran favorito en Cannes con Todo sobre mi madre y se tuvo que conformar con el premio al mejor director. «Se puede y se debe juzgar a un jurado, y me gusta el de este año, que preside el chino Wong Kar-Wai, me reconozco bastante en él». Con el Príncipe de Asturias se siente abrumado: «Hay premiados que han hecho grandes cosas por la humanidad, y yo no me atrevería a compararme con ellos. No necesitaba de un premio de esta dimensión para resarcirme de otros vacíos, pero es cierto que lo mejor que he leído sobre mí está escrito en otros idiomas, y sentía que necesitaba un poco de desagravio».

El director manchego recordó que le cantó el Cumpleaños feliz a don Felipe de Borbón en una entrega de los Goya, y no sabe aún qué le dirá cuando recoja de sus manos el premio en el teatro Campoamor de Oviedo. Almodóvar, por último, avanzó algunas pinceladas de sus próximos trabajos. Está muy adelantado el guión de Tarántula, «que ha dado muchas vueltas» y del que se han caído Penélope Cruz y Antonio Banderas, y que tampoco se llamará así porque ya existe una película con ese título.

Ideas y dudas entre las que el director mantiene una certeza: nunca rodará en Hollywood, porque allí, «a mayor presupuesto de un filme, más personas deciden sobre él». Lo que no descarta, aunque no le entusiasma, es rodar en inglés. Almodóvar no fue el único cineasta español protagonista en Cannes. En la prestigiosa Quincena de los Realizadores, una sección paralela dedicada a los directores nuevos, se proyectó Honor de caballería, película del catalán Albert Serra que lleva una semana estrenada en España. Hablada en catalán, es una mirada muy personal al Quijote, del que muestra lo que no aparece en el libro de Cervantes: los tiempos muertos en los que el legendario caballero y Sancho hablan de banalidades.

«Es una película muy radical, que puede gustar a un tipo de público muy especializado», reconoció Serra, quien aseguró que no le importa la opinión de la gente sobre su película. «La gente es cada vez más tonta. Me importa la opinión de cuatro o cinco personas que entienden, poco más».