De todos es conocida la popular y elegante doncella británica que las bodegas jerezanas de Williams & Humbert ostenta como logotipo de la empresa desde casi sus orígenes, la conocida como The Sherry Girl (La joven del jerez). Aunque en un principio este no era el lema que figuraba en el rótulo del cuadro del que está tomada, si no el de Sherry, sir? (Jerez, señor?), tal como lo bautizó su creador, el pintor inglés, William Powell Frith (1819-1909).

Powell Frith era a finales del siglo XIX el pintor preferido de la opulenta sociedad Victoriana. En una época en que los vinos de Jerez vivían su periodo de mayor gloria en el mundo anglosajón. Y es por ese motivo que Frith, entre sus motivos costumbristas, pintó este tema de la atractiva sirvienta portando la bandeja de plata con un hermoso juego de botella y copas de cristal para el jerez.

Una de las versiones de este cuadro, ya que el artista realizaba diferentes copias de sus obras más demandadas, la adquirió la casa bodeguera jerezana en una subasta en Londres a principios del siglo XX, que es la que se encuentra actualmente en una de las acogedoras estancias que la bodega posee.

Para considerar su valor en el mercado del arte baste indicar que recientemente una copia de este mismo cuadro se ha vendido al precio de 24.000 dólares.

Sin embargo, y aquí viene lo curioso del tema que tratamos en esta ocasión, existe otro cuadro que representa a otra joven del jerez en su versión americana. Pero esta vez la doncella que lleva la bandeja con el decanter de vino y tres copitas es una joven negra ataviada con un pañuelo a la cabeza, camisa a cuadros y almidonado delantal blanco, tal como podemos ver en la imagen. Las actitudes en la composición de los dos mujeres retratadas son casi idénticas.

El autor, el prestigioso pintor americano Thomas Waterman Wood (1823-1903), vivió algunos años en Inglaterra, por lo que es muy posible que recibiera la influencia de la pintura de Frith. De vuelta a su país y hacía 1890, Waterman, pintó su sherry, sir.

El óleo se encuentra en la actualidad expuesto en el Instituto de Arte de Detroit, Estados Unidos. Un hecho que demuestra como la alta sociedad americana de Nueva Inglaterra mantenían en sus gustos y aficiones las tradiciones heredadas de sus primos los ingleses, y de esta forma el jerez era consumido en el Nuevo Mundo con la consideración de ser perpetuado en el arte.