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Lunes, 8 de mayo de 2006
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TOROS
Toros
El héroe imperturbable
Manolete, próximamente 'suplantado' en el cine por Adrien Brody era un personaje valiente, serio y riguroso. Los que lo conocieron aseguran que era torero «hasta con el pijama puesto»
El héroe imperturbable
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BIOGRAFÍA
Manuel Rodríguez Sánchez nació en Córdoba el 4 de julio de 1917.

Tomó la alternativa el 2 de julio de 1939 en Sevilla, con un toro llamado 'Comunista', al que se le cambió el nombre por el de 'Mirador'.

En 1944 toreó 92 tardes con gran éxito. El 6 de julio, en Madrid, le realizó una legendaria faena al toro 'Ratón' de Pinto Barreiro.

El 28 de agosto de 1947 es herido de gravedad por 'Islero', un toro de Miura, en la plaza de Linares. Murió horas después en el hospital.

Es considerado uno de los cinco 'Califas' del toreo cordobés, junto a Lagartijo, Guerrita, Machaquito y El Cordobés.

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Brody va a encarnar al matador en la película cuyo rodaje vivirán Cádiz, Jerez y El Puerto. Se ha preparado para ello y dicen que torea de salón con el gracejo habitual en los oriundos del castizo barrio de Queens. A través de algunas fotografías, hemos comprobado que el actor gusta de combinar el traje de luces con fosforescentes zapatillas deportivas

Si Manolete volviese a la vida y viese a su doble toreando en playeras, le sobrevendría un síncope. Eso seguro. Los viejos aficionados cuentan que el cordobés era torero «hasta con el pijama puesto». El sobrio y riguroso Manolete. Casi sesenta años después de su muerte, nos queda la impresión de que su secreto radicaba en una intensa fuerza espiritual. Era un senequista intuitivo, un estoico con montera. Era, por decirlo con palabras de su novia Lupe Sino, «duro y seco como el palo de una escoba».

Su toreo vertical y estático resultaba de un efectismo pavoroso. Manolete no se movía y dejaba entender que le era indiferente lo que pudiese pasarle. Quienes hayan visto la última época de José Tomás sabrán de lo que hablo: de ese centímetro que separa la admiración del espanto. En ocho años recibió doce cornadas graves. Se diría que intentó matar de miedo a la España de posguerra.

Pese a sus exhibiciones de valor, el público había comenzado a criticarle. Le acusaban de tomar demasiadas ventajas. Cuando en 1947 'Islero' le envío a la gloria de los toreros -esa gloria de coplas fantasmagóricas y paredes pintadas por Romero de Torres-, tenía pensado dejar los ruedos. Tal vez se hubiese ido a vivir a América. Quizá se hubiese casado con Lupe Sino, una especie de Ava Gardner nacida en Guadalajara a la que doña Angustias, la madre del diestro, no toleraba. Es una vieja historia: la figura que muere en la plaza cuando ha decidido retirarse.

Se ha hablado mucho sobre la tarde de Linares. Luis Miguel Dominguín, matador de toros y encantador de serpientes, afirmó que Manolete parecía especialmente preocupado. También aseguró que, entre el público, había un espectador misterioso: «Era delgado, con sombrero de ala ancha, vestido de negro, con camisa blanca abotonada, sin corbata». El maestro cerraba con una media de mucho embrujo: «A veces he pensado que se trataba de la encarnación humana de la muerte».

Guitarreo, fotos de Cano y leyendas de ultratumba. Manolete murió de una cornada en el triángulo de Scarpa. Eso es todo. Hace unos años, el hijo de uno de los médicos que le atendieron señaló que el culpable fue un tipo de plasma seco que se había popularizado tras la Segunda Guerra Mundial. No deja de ser extraña la obsesión por descubrir la causa última de las muertes de los toreros. Que les mate un toro nunca es suficiente.

Manolete habita en nuestra memoria colectiva como el símbolo de una época atroz: los años del racionamiento y el gasógeno. Fue el héroe de un país en ruinas. Un héroe mudo, en blanco y negro. Suele repetirse que fue el torero del Régimen, aunque se sabe que cenó en México con Indalecio Prieto. Alfonso Navalón afirmaba que brindaron por la caída de Franco y que se despidieron con la promesa de verse en agosto en la feria de Bilbao. Quizá sea una exageración, pero sí hay constancia de que el matador le dedicó una fotografía a Prieto, «de español a español».

Es previsible que, a raíz de la película de Adrien Brody, se vuelva la vista sobre la figura de Manolete. No sabemos si los focos van a sentarle bien a un torero introspectivo, adusto y enigmático. Manolete fue un personaje cervantino, antibarroco, dueño de una verdad honda y serena. Esperemos que Hollywood le respete. Y sobre todo, Mr. Brody, usted trate de no sonreír.



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