La polémica suscitada en la semanas previas a la organización de la Feria por el cambio de las casetas tradicionales ubicadas en el paseo de Las Palmeras y paseo de Caballos a la zona de la moda juvenil y vicervesa con el fin de «integrar» a la juventud en el Real y «evitar guetos» parece que no ha tenido excesivo eco entre los ciudadanos, exceptuando por supuesto a los afectados.

Aunque está es sólo una pequeña muestra de los miles de jerezanos y visitantes que invadieron el González Hontoria en la noche de ayer para asistir a la inauguración de la Feria del Caballo 2006, la mayoría de las opiniones nos son demasiado desfavorables.

John Vélez Gómez, empresario afincado en nuestra ciudad y nacido en Colombia, comenta sobre estos cambios que «la manera en que se ha hecho lleva a la confusión. La Feria de Jerez está institucionalizada y estos cambios son más una medida correctiva que una necesidad real. Estas situaciones hay que tratarlas de otra forma, con otro punto de vista, porque la Feria ha cambiado por completo».

Sobre cómo piensa pasar esta semana de Fiesta, John asegura que «pienso vivirla plenamente y con una ilusión enorme. He pasado los dos últimos años trabajando en una caseta y como es la mejor del mundo la voy a vivir desde que empiece».

Por su parte, Coral de los Reyes, cantaora jerezana, asegura que «la gente ha entrado con muchas ganas. Yo acabo de llegar, porque no pensaba venir, pero me he arreglado y aquí estoy». Sobre los cambios confiensa que «no me he enterado de nada, la verdad. Lo cierto es que en Jerez somos muy tradicionales y no nos gusta cambiar, pero vamos a probar».

Javier Ceballos, hostelero de profesión, cree que estos cambios «estan muy bien. El hecho de que se meta a la gente en guetos hace que la gente actúe como si viviera en ellos, con lo cual veo bien que se haya dispersado a la gente joven por el Real». En cuanto a la Feria, espera «ganar dinero» porque esta trabajando en Los Gallos, pero también pasarlo bien dentro de los posible. Pero sobre todo que sea tranquila, sin broncas y que no se me rompa la voz».

Por último, José María Sierra, aparejador y que participó en la primera remodelación de la Feria del Caballo en 1970 califica como «algo normal» estos cambios. «Ocurre todos los años, cuando hay una clasificación anual de las casetas por sus matices políticos, y eso es muy interesante».

Portando clavel rojo en ojal de la americana. «Espero pasármelo bien, sobre todo en la barra de una caseta, encontrarme a los amigos y disfrutar todo lo que pueda de la fiesta».