Consciente quizá de los muchos rumores que despertaban sus constantes desapariciones y de que lo suyo empezaba a oler peor que el váter del alcalde de Londres (que ya es decir), Tony Anikpe ha decidido mostrar en una revista el chalé que se ha construido en Nigeria y justificar así esos largos viajes que lo han mantenido alejado de su mujer y de su hija.

El marido de Raquel Mosquera aparece esta semana en ¿Hola! posando delante de una mansión que viene a ser Ambiciones en versión subsahariana. Y por si algún malintencionado pudiera pensar que esa casa no es la suya y que él simplemente estaba de paso, como lo están tantos peregrinos que acuden a echarse una afotillo frente a la finca de Jesulín, Anikpe posa también en el interior del salón y recostado contra un cochazo aparcado en la zona del imponente garaje.

Bien es verdad que nada asegura al lector que semejante chalé sea suyo; pues podría tratarse de la vivienda de un amigo, conocido, familiar o vecino. E incluso de un recinto en el que Tony pudiera trabajar como guardés o albañil... Pero si él dice que la casa es suya, hay que creerle. Y una vez creído, preguntarse durante un buen rato de dónde saca para tanto como destaca este buen parado.

Debe de ser que el ladrillo en Nigeria está por los suelos y que los honorarios del ramo de la construcción aún no son comparables al sueldo de un astronauta en activo, como ocurre a este lado del mundo. Por cosas como ésta, hay gente que empieza a mirar con cariño a África: Raquel Mosquera quiere veranear en Nigeria, Angelina Jolie desea parir en Namibia...

Y llegará un día en el que todos sigamos su ejemplo, porque al lado de cómo se está poniendo aquí la vida, la malaria o el dengue nos parecerán detallitos sin importancia.