El Municipal de Chapín vivió uno de esos partidos que muchos esperan por la calidad de dos hombres sobre el terreno de juego. Un duelo de cerebros y clarividencia ofensiva a lo largo y ancho de todo el campo.

Los protagonistas en cuestión son los dos medias puntas de ambos conjuntos. Por un lado, el azulino Javier Camuñas, que en los últimos partidos está resurgiendo con fuerza, y por el otro Didier Granon, el baluarte ofensivo de los forrelanos en estos tiempos oscuros para los gallegos.

Sin duda, el medio madrileño se llevó el partido desde un principio, pese a que no entró mucho en el juego en los primeros minutos de encuentro. Aún así, el azulino intervino de manera clara y vertical en cada balón, aunque llegó a desesperarse cuando en el primer cuarto de hora el conjunto xerecista llegaba tímidamente a los aledaños de Bouchard.

En el lado opuesto, el Racing de Ferrol no tenía el control del balón y su media punta, Didier Granon, no lo divisaba, salvo cuando enganchaba alguna falta o centro desde la banda. El francés no participó mucho, pero lo poco que hizo fue lo más destacado de su equipo en la primera parte. De él nacieron las mejores jugadas de un inoperante conjunto gallego.

Por su parte, Javier Camuñas se presentaba al partido con una motivación extra al compartir los prolegómenos con su recién nacida. Con todo ello, el media punta azulino fue entrando poco a poco en juego hasta terminar de centrarse con el gol que consiguió Bajic en el primer tiempo. Tras la reanudación, Camuñas encontró en Álex Geijo su mejor pareja de baile, pese a la labor de desgaste que hizo el hispanosuizo en el centro de la defensa rival.

El centrocampista madrileño se apuntó los pocos detalles técnicos de los que constó el partido, y supo leer el partido mejor que nadie buscando el juego entre líneas. El premio llegó con un gol que hubiese firmado el más frío de los delanteros. Templanza y calidad son dos de los calificativos para un partido que se llevó Javier Camuñas sobre su rival ferrolano, Didier Granon.