La voz Digital
Miércoles, 26 de abril de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


PORTADA
CALLE PORVERA
Una sosa en la Feria
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

Sí, lo digo sin ningún tapujo: soy una sosa. Aunque hay que hacer matizaciones, porque tampoco es cuestión de autoflagelarme públicamente. Normalmente no se me dan mal las relaciones sociales, vamos que no son mi principal hándicap. Pero en determinados eventos no puedo evitarlo y me transformo en una sosa sin remedio. Como me ocurre en Feria.

Para empezar, los lunares, mantoncillos y volantes no se hicieron para mí. Me encanta el colorido de los trajes de flamenca, que son realmente favorecedores, pero hay que tener cierta gracia para llevarlos y cuando me imagino vestida con ellos siempre me veo como una especie de guiri a la que han soltado en el Real y que no sabe como poner la cabeza para que no se le chafe la flor.

Luego está el tema del baile. Porque señores, hay que saber bailar sevillanas en Feria, sobre todo para lucir esos magníficos trajes. Pero ahí empieza mi segundo problema, porque aunque he puesto todo mi empeño y los pasos sí que me los sé, no soy capaz de ejecutar con gracia la coreografía. Y no me valen excusas del tipo «déjate llevar» o «con dos copitas de vino ya verás como te animas». La que es sosa es sosa y sabe en su fuero interno que los bailes regionales no son lo suyo. Y no es una cuestión de territorios, porque ya les adelanto que las malagueñas y verdiales aún se me dan peor. Lo mío es más bien el free style, lo tengo comprobado.

Por eso, a dos semanas para la Feria ya estoy ensayando mi sonrisa educada que grita a los cuatro vientos «¿no me hagáis bailar por Dios!» y me preparo para tomar algún jerez, que eso se nos da mucho mejor a todos.



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento