-¿Desde cuándo trabaja en este negocio?

-Desde que tenía 19 años. Es un negocio familiar, que llevaba mi padre desde el 79. Y yo estoy al frente desde que él se jubiló, en el año 2000. Pero la papelería está en la Alameda Cristina desde bastante antes, aunque antes estaba en el local de la administración de lotería y con mi familia se traspasó al actual.

-Con tantas tiendas de artículos importados a bajo precio, ¿hay mucha competencia en el sector?

-Los bazares afectan un poco, porque ofrece material muy barato aunque de muy baja calidad, y como las economías están tan resentidas... Las grandes superficies también suponen una competencia, por la variedad de producto y las facilidades de pago.

-¿Cuál es su 'fuerte', entonces?

-La venta directa a oficinas, el material informático y, sobre todo, una atención muy personalizada al cliente. Intentamos agradar a nuestros clientes en el trato, y eso es algo que no pueden ofrecer las grandes superficies.

-Aparte del trabajo, ¿cuál es su mayor afición?

-Las motos, son mi auténtica perdición. A mi moto, una Harley Davidson, le dedico doce horas al día, y el resto a trabajar y descansar. La mimo tanto como a mi negocio.

-¿De dónde le viene la afición?

-Desde pequeño tengo afición. A mi tío le gustaban mucho las motos y siempre me recogía en el colegio con su moto. Me fue entrando el 'gusanillo' y, en cuanto pude permitírmelo, me compré una moto.

-Además, es fácil tener esta afición en una ciudad como Jerez...

-Sí, porque en Jerez hay mucha afición a las motos. Hay un club relacionado con motos como la mía, el Cherokee, pero no soy socio. Pero a pesar de todo, mucha gente, la sociedad nos tiene en muy mal concepto, aunque en los accidentes de moto siempre hay también un coche implicado. Es cierto que hay muchos locos, pero por mi parte intento conducir bien.