Los representantes sindicales que están negociando directamente con la dirección de Ebro Puleva el futuro de las fábricas de azúcar de toda España no comparten la visión optimista que la pasada semana difundió en Jerez el director general de Recursos Humanos de la multinacional, José Jiménez, que dijo que la empresa «no quiere cerrar» ningún centro.

Félix González, el presidente del comité intercentros de Ebro Puleva, el organismo que engloba a los comités de empresa de cada una de las azucareras, no dejó lugar a dudas y aseguró que «la aplicación de la OCM y la obligación de reducir al 50% la producción para que los agricultores puedan cobrar las ayudas supondrá una reducción a la mitad del volumen de negocio, y eso no tendrá otra consecuencia que la pérdida de la mitad del volumen de empleo».

En cifras, esa reducción a la mitad del empleo actual que tienen las fábricas afectará a unas 600 personas en toda España, aunque «aún no podemos saber cuáles serán los centros afectados, porque eso dependerá del abandono de los agricultores en cada zona», destacó González.

En esta situación, para el presidente del comité intercentros «no hay lugar para la tranquilidad», sobre todo porque Ebro Puleva ya ha presentado los primeros Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) en los centros que tiene en Salamanca, Valladolid y Ciudad Real.

Sin embargo, el comité intercentros ha rechazado los expedientes y espera la respuesta del Ministerio de Trabajo para comenzar una negociación «que debe tener como resultado un acuerdo único y global para toda España, que podamos aplicar en cualquiera que sea el centro que se vea afectado por un cierre con el paso de los meses», apuntaba González.

Este acuerdo tendrá una premisa básica a la que los sindicatos no piensan renunciar y que exige «el mantenimiento de todos los empleos», para lo que exigirán a la multinacional que «recoloque a todos los trabajadores que tengan que dejar las azucareras».

En opinión del comité intercentros, Ebro Puleva «no debe tener problemas para dar empleo a estas 600 personas, sobre todo porque los mecanismos de reestructuración y de diversificación de los últimos años, en los que hemos colaborado las plantillas, han creado un holding que tiene divisiones y centros de sobra para absorber a estos trabajadores».

En unas semanas habrá que empezar a pactar las condiciones generales y la salida de los trabajadores que por edad puedan acogerse a programas de bajas incentivadas o de movilidad geográfica. Lo que está claro es que «hay que encontrar la fórmula de romper esta incertidumbre y de inmovilismo por parte de la dirección de la empresa y forzar un acuerdo en torno a un plan social que garantice los derechos de los trabajadores que tendrán que dejar su actividad», finalizó el presidente del comité intercentros.