El Rey destacó ayer, en su primera actividad en Jordania donde llegó en visita de Estado, el compromiso «solidario» de españoles y jordanos, y de sus respectivos Gobiernos, para erradicar la «inaceptable» lacra del terrorismo.

Fue en la recepción que los Reyes ofrecieron a una representación de los cerca de mil españoles que viven y trabajan en este país de Oriente Próximo, celebrada en la residencia del embajador español, Antonio López Martínez.

Allí, don Juan Carlos recordó los sangrientos atentados de Madrid y Amman, en marzo de 2004 y noviembre de 2005 respectivamente, dos fechas dramáticas en las que españoles y jordanos «nos sentimos aún más cerca los unos de los otros, unidos por el horror y el dolor causados por la barbarie terrorista».

Poco antes, y bajo una intensa lluvia, Abdala y Rania de Jordania habían recibido con familiaridad y afecto a los Reyes de España, en el inicio de su visita de Estado de tres días de duración a este pequeño, pero estratégico país.

Esta visita de Estado es la primera que efectúan los Reyes con Abdalá II en el Trono, ya que la anterior, hace casi doce años, fue durante el reinado de su padre, Hussein.

El Palacio de Al Humar, en Amman, era escenario a media tarde del cariñoso encuentro entre los dos matrimonios, quienes pusieron de manifiesto una vez más los estrechos lazos familiares que unen a ambas Casas Reales.

En febrero de 1999, cuando toda la Familia Real Española viajó a Amman para asistir a los funerales de Hussein, don Juan Carlos dijo que siempre consideró al monarca hachemita su hermano mayor y que a partir de ese día él sería «el hermano mayor» del Rey Abdala.

Unidos en la determinación de «cerrar las puertas a la intolerancia y al fanatismo», cualquiera sea su procedencia, los dos países siempre han afirmado su voluntad de trabajar en favor de la Alianza de Civilizaciones, una iniciativa del Jefe del ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, que ha hecho suya Naciones Unidas.

En el Palacio de Al Humar tuvo lugar la ceremonia oficial de bienvenida a los Reyes de España, en la que, bajo la lluvia, se escucharon los himnos nacionales y en la que la Guardia hachemita, a ritmo de pasodoble, rindió honores.