El pasado mes de septiembre saltó la alarma entre los comerciantes del centro de la ciudad. La empresa municipal Aguas de Cádiz iba a acometer las obras para el cambio del saneamiento en las principales vías comerciales -José del Toro, Nueva, Antonio López y Manuel Rancés, entre otras-. Estas actuaciones no contaban con el beneplácito de los comerciantes de estas calles, pero desde el Ayuntamiento se intentó tranquilizar a este colectivo asegurando que las obras sólo durarían «220 días, es decir, 7 meses».

A pesar de la negativa de la Unión de Comerciantes a que se iniciasen estas obras, los trabajos comenzaron el pasado 9 de enero, «en plena época de rebajas», según señalaban algunos propietarios de los negocios de José del Toro.

Además, y según aseguró el Ayuntamiento a los comerciantes, la actuación se realizaría «en dos fases y en el menor tiempo posible». «Para realizar las obras trabajarán tres cuadrillas y sólo descansarán una semana en Carnaval y otra en Semana Santa», concretó el Consistorio. Sin embargo, la propietaria del comercio Lebrero de Celis, Carmen Lebrero, explicó: «No trabajan tres cuadrillas, sino tres obreros, y que a las dos de la tarde recogen la maquinaria y no vuelven hasta el día siguiente».

En Carnaval y Semana Santa los operarios han parado durante dos semanas. Además, en la primera zona tratada, una parte de la acera ya está levantada y los carros y sillas de ruedas no pueden acceder a los comercios, según denunció Lebrero. Además, esta comerciante añadió: «Hace dos meses solicitamos en el Ayuntamiento una reunión con el teniente de alcalde de Urbanismo, José Loaíza, pero aún no hemos obtenido respuesta. La secretaria de Loaíza nos ha indicado que el teniente de alcalde está ocupado, está de viaje o se encuentra en Madrid tratando otros asuntos».

Puertas cerradas

La propietaria de la tienda de complementos Lebrero de Celis no es la única que ha denunciado el estado de las obras y el retraso de las mismas. La empleada de este comercio, Mencis Bordón, comentó: «A muchas clientes he tenido que decirles que no se apoyen en las estanterías porque estaban llenas de polvo, a pesar de limpiarlas una hora antes. Además, tenemos que trabajar con las puertas cerradas, no sólo por la arena de la obra, sino por el ruido».

Inma Mancilla, de Vía 47, aseguró que esta actuación «va a costar que muchos empresarios decidan cerrar sus negocios, a pesar de que José del Toro es una buena calle comercial». «Los ciudadanos han dejado de pasar por esta vía y dan el rodeo por las calles Columela, Valverde o por El Palillero para llegar a la calle Ancha o a San Francisco», explicó. La propietaria de esta tienda de calzados lamenta que es muy incómodo trabajar con el ruido. «Tienes que hablar en grito con los clientes; además, los trabajadores acabamos con fuertes dolores de cabeza. Somos conscientes de que el resultado va a ser muy positivo, y que la calle va a quedar muy bonita cuando finalicen las obras pero se están retrasando más de lo previsto. Además, no están teniendo cuidado con los trabajos realizados», comentó.

Menos trabajo

Los propietarios de los establecimientos advierten de que en estos últimos meses las ventas han bajado hasta un 50%. Inma Mancilla, la propietaria de Vía 47, recalcó: «Algunos clientes vienen a ciertos comercios porque buscan un producto concreto y conocen el establecimiento. Pero los ciudadanos que salen a buscar nuevos calzados, complementos o ropa y ven la calle levantada, no pasan por aquí porque es muy incómodo, sobre todo para quienes pasean con carros para niños pequeños».

Los comerciantes han solicitado que las obras finalicen en el plazo previsto y que el daño a los negocios sea el menor posible en los próximos meses.