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Miércoles, 26 de abril de 2006
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CÁDIZ
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Los trabajos para embellecer la plaza de la Catedral están a punto de concluir
Con las obras de rehabilitación del número 11 y el arreglo de la finca situada en el número 12 sólo resta adecentar la fachada del bar restaurante Catedral Pese a que los únicos colores permitidos son el blanco, el gris o las gamas de ocre y rosa, hay algunos inmuebles que no cumplen la normativa
Los trabajos para embellecer la plaza de la Catedral están a punto de concluir
ANDAMIOS. La fachada del número 11 ya está en obras y en breve se arreglará la colindante del número 12. / ÓSCAR CHAMORRO
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CONDICIONES
El vigente Plan General de Ordenación Urbana recoge las condiciones estéticas que deben regir en la rehabilitación de un edificio del casco histórico. Cubiertas: Serán planas, pudiéndose emplear cúpulas en los remates ornamentales.

Salientes y miradores: No se permite un saliente superior a 0,45 centímetros. El espesor de la repisa no superará los 0,15 centímetros.

Balcones: Se protegerán con rejería en soluciones tradicionales, pudiendo recogerse las pletinas con pasamanos de madera.

Fachadas: Se revestirán con revocos. Si existen zócalos serán de piedra natural o artificial, prohibiéndose el empleo de piedra pulida y ostionera vista. Los revocos serán de textura lisa, pintados en blanco, gris o en las gamas del ocre o rosa.

Carpinterías y cerrajerías: Deberán ser de color blanco, negro o verde. Se admite el barniz sobre madera, siempre que no se trate de barniz natural sobre madera de tonos claros.

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Con la rehabilitación de la finca número 11 de la plaza de la Catedral y el adecentamiento de la fachada colindante -el número 12- se da casi por remozado este enclave del casco histórico, el más visitado junto a la plaza de San Juan de Dios. Restaría unicamente remozar el edificio donde se sitúa el bar restaurante Catedral, cuya fachada se encuentra en mal estado.

Las obras en el número 11 comenzaron a finales de la semana pasada, aunque José Laureano García, su propietario -que también es dueño del kiosko de la planta baja- no puede adelantar cuándo terminarán. «Estamos haciendo una rehabilitación integral, cambiando aquellos elementos que están mal y no se pueden reparar, como algunas de las vigas», explicó.

El edificio albergará cinco viviendas y el local de abajo, el kiosko Yupi, que no sufrirá reformas. La rehabilitación interior comenzó hace ya un par de meses.

La tramitación de los permisos, comentó José Laureano García, han sido fáciles, «aunque al principio nos costó mucho». Las obras cuentan con una subvención de la Oficina de Rehabilitación de la Junta.

Las dos fincas -los números 11 y 12-, situadas en una esquina de la plaza, entre las calles San Juan y Magistral Cabrera, llevarán en sus fachadas el mismo tono: un color crema entre el de la Catedral y el edificio de la residencia de la UCA, precisó el propietario del 11.

«Si llega el dinero»

Respecto al número 12, la propietaria de una de las viviendas explicó que las obras se centrarán en adecentamiento y pintura de la fachada. «Si llega el dinero, arreglaremos más cosas», agregó María Nieto. En principio, los pisos de este inmueble han ido rehabilitándose uno a uno.

En el Plan General de Ordenación Urbana, se especifican las normas que habrán de seguirse a la hora de rehabilitar un edificio del casco histórico. «Los revocos serán de textura lisa, pintados en blanco, gris o en las gamas del ocre o rosa».

Una paleta de colores quizá demasiado amplia, en opinión de algunos promotores y defensores del patrimonio gaditano. De esta manera, cuando finalicen todas las rehabilitaciones y adecentamientos de fachadas en la plaza de la Catedral, no se habrá conseguido la uniformidad que debería perseguir este espacio. Así, habrá fachadas blancas y grises, beiges y ocres pero también rosas intenso e, incluso, granates. También algún color amarillo que no llega al tipo sevillano (que está específicamente prohibido) aunque es más fuerte que el ocre.

Queda pendiente el arreglo de algunos establecimientos de la plaza que deslucen respecto a la imagen general. Con los propietarios de esos locales habrá que llegar a acuerdos, como ya se ha hecho con los de los edificios, ya que los comercios también deben cumplir unas pautas si están enclavados en el casco-histórico.



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