Sólo hace unos meses que te fuiste y cuántas veces has estado presente de nuevo entre tu familia y tus amigos. Escribo estas líneas hoy domingo, día de San Jordi, y tu recuerdo golpea mi alma y mi conciencia. Fuiste rebelde con causa, artista sin ego, creador de risas, contador de historias, amigo sin precio, persona con mayúsculas, compañero fiel y amante de la vida. Sin embargo, ella no te supo entender en demasiadas ocasiones y terminó dejándote cuando aún rebosaban de fuerza tus palabras, tus miradas y tu espíritu. Sé que estás ahí arriba. En ese paraiso en el que tanto creías, pese a los innumerables motivos que te dio el destino para renegar o dudar de tu fe. Estarás con tu padre, tus tíos y tías y tu gente más querida. Pero seguro que muchos días alguien pregunta: ¿Dónde se ha metido Jordi? Y te encontrarán en algún rincón afinando la guitarra junto a John Lennon o de juerga flamenca con Lola y Caracol o mirando por un boquetito a la gente que tanto querías, especialmente a Maru, y que nunca podrán llenar el hueco que dejaste. Tienes que saber, lo sabes. que esa gente está orgullosa de ti, del ejemplo que diste en la vida, de las sonrisas que regalaste, de la humanidad que sólo tú sabías construir a tu alrededor. Te recordaré siempre con un comentario amable en los labios, con una carcajada sincera, con un abrazo grande. Parece imposible que en cuerpo que no levantaba demasiado del suelo, tu lo sabes, cupiese tanta generosidad, amor y grandeza.

Hoy es día de San Jordi y he vuelto a acordarme de ti. Allá donde estés te envío una flor y un muchas gracias por haber escrito tantas páginas irrepetiblemente bellas en las páginas de todos los que nos quedamos aquí viendo cómo te ibas. Un abrazo, amigo.

Carlos Canovas Jorge. Jerez