El título de la canción que tan popular hiciera la camaleónica María Jiménez parece ser el leitmotiv de los vecinos de la plaza del Caballo, El Bosque y la zona de Chapín. Esta especie de asociación de afectados por las molestias de la motorada comenzó denunciando el ruido y los destrozos que provoca tal acumulación de gentes y ha terminado pidiendo directamente que la famosa gymkhana motera de la avenida Álvaro Domecq pase a mejor vida. Ni traslados a otro lugar ni gaitas, no vayamos a vestir un santo mientras desvestimos a otro, y lo único que se haga sea trasladar el problema a otros jerezanos. Levantar la alfombra para meter debajo la cochambre, vamos. Estos vecinos, empujados por la sentencia judicial que ordenó blindar El Puerto a la llegada de los moteros, van a ir con estas exigencias hoy a una reunión con la alcaldesa. Dicen que sólo persiguen que se cumpla la Ley, pero lo que está en juego es algo más que el descanso de unos cuantos.