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Martes, 25 de abril de 2006
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SOMOS DOSCIENTOS MIL
Una Feria videovigilada
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No salgo de mi asombro con estos políticos locales que nos han tocado vivir. Leía días atrás LA VOZ, cuando me llamó poderosamente la atención una propuesta efectuada por nuestra señora Alcaldesa, consistente en instalar cámaras, para vigilar el real de la Feria del Caballo, bajo el pretexto de evitar los graves incidentes que sucedieron en la anterior edición, donde -supongo aun lo recuerdan- hubo heridos por arma blanca, e incluso creo recordar que algún que otro disparo.

Aunque soy consciente que, desde un punto de vista estrictamente jurídico, la idea cumple con cuantas bendiciones legales queramos objetarle; incluso lo he comentado con algún Magistrado y no existe impedimento legal alguno; sin embargo, desde mi particular prisma, cuanto menos es una propuesta inquietante, y ello porque -espero coincidan conmigo- si existe algún aspecto en la vida pública de un jerezano que no deseamos nadie nos controle, precisamente es el de nuestra estancia en el real de la feria.

Les prometo que no me habrían importado las dichosas cámaras en el recorrido de las Hermandades durante la Semana Santa. Allí estaba yo, todo serio, de riguroso y al uso traje oscuro, y nadie recordó que en la Semana Santa anterior también se produjeron lamentables incidentes: en concreto, pandillas de descerebrados sin mejor ocupación que la de romper vasos y botellas al paso de las procesiones, simplemente por el placer de ver a penitentes descalzos con tremendos cortes en las plantas de los pies.

Tampoco me importarían las cámaras por donde pasa el cortejo de la Cabalgata de Reyes. A la misma acudo a pasar un buen rato con mi familia, ver a Sus Majestades de Oriente y, de paso, intentar atrapar -aun con grave riesgo para la integridad de mis gafas- cuantos más caramelos mejor. Lamentablemente existen grupos de macarras, cuya única diversión consiste en una especie de tiro al Rey Mago, a ver quien acierta a dar un caramelazo a tan regia testa.

Y ya puestos a instalar camaritas, podrían haberse puesto en las zonas potencialmente peligrosas, donde se concentraron los moteros el pasado mundial. Quizás se habría evitado el accidente mortal ocurrido en la Avenida de Europa, así como otros incidentes cuyo único denominador común fue simplemente el gamberrismo.

Pero por favor, la Feria no la controlen con cámaras. Es la única semana del año en que los jerezanos podemos despendolarnos un poco sin temor al que dirán. Tomarnos una copita de más, bailar malamente alguna sevillana, salir con los colegas del trabajo, incluido jefe, al que de paso podemos insultar y, en definitiva, divertirnos sin miedo al ridículo. Además es la única semana donde podemos hacer bueno ese viejo ritual que comienza con la exaltación de la amistad, continúa con los cánticos regionales, insultos varios, especialmente al clero, para finalizar con una terrible inestabilidad al deambular por el real.

Comprenderán que el hecho de que todo ello quede grabado en video para la posterioridad, personalmente me preocupa. Y si tales videos quedan en poder de nuestros dirigentes, simplemente se me ponen los pelos como escarpias.

Además, no hay que olvidar que los problemas de la feria no se solucionan con cámaras. Hay otras medidas que pasan por la educación desde la más tierna infancia, donde deben infundirse valores tradicionales -y no les hablo ni de política, ni de religión- tales como las buenas maneras, el respeto al prójimo o, simplemente, acostumbrarnos a pedir las cosas por favor y terminar dando las gracias, pero ello dará para varias columnas más. Pero si alguien aún lo duda, existe un dato más en apoyo a mi tesis. Si lo piensan bien, las cámaras no sirven para nada. Mayor número que hay instaladas en las salidas de Madrid, llega alguna operación salida o retorno, y tan sólo valen para que a través de la televisión veamos los enormes colapsos circulatorios que se producen. Hasta ahora, gracias a las camaritas jamás se ha evitado que este tipo de situaciones tengan arreglo.

Me permito, con todo el respeto del mundo, hacerle a nuestra Alcaldesa una contrapropuesta que, al menos resulta simpática y educativa. Puestos a instalar cámaras, porqué no las ponen en el interior del Ayuntamiento, por ejemplo en despachos municipales o en salas de comisiones. No negarán que resulta mas entrañable, incluso morboso, acceder en tiempo real a través de la página web del Ayuntamiento, al despacho de la Alcaldesa, al del algún Concejal, a una Junta de la Gerencia, de Jereyssa, de Emuvijesa o cualquier otro evento, para contemplar, plácidamente desde nuestra butaca, como trabajan los políticos, despachan asuntos, asisten a reuniones o permanecen en sus despachos mas allá de los horarios europeos, simplemente porque están pensando en nuestro bienestar. Pero por favor, para una semana al año en que podemos sacar un poco los pies del tiesto, en una ciudad de carácter tan tradicional como Jerez, háganme el favor de dejar la feria en paz.



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