Si se confirma que los ataques del fin de semana a la ferretería de un concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) en Barañain y a una oficina de seguros en Guecho (Vizcaya) son obra de la 'kale boroka', el entorno 'abertzale' sólo habría respetado un mes el alto el fuego permanente anunciado por ETA.

Ésta sería la principal diferencia respecto al papel que la violencia callejera jugó en la tregua de 1998, ya que en aquel caso las acciones violentas tuvieron lugar desde el día siguiente a la entrada en vigor del cese de la armas.

Así, hace ocho años, la sociedad no pudo acostumbrarse a la idea de vivir sin violencia de ningún tipo porque al día siguiente de que entrara en vigor el alto el fuego por parte de ETA, los vecinos de un edificio de Santurce (Vizcaya) tuvieron que ser desalojados tras el incendio de una sucursal bancaria.

Al cabo de dos días, una sede política en Guecho era pasto de las llamas y el día 21, los líderes de Jarrai aplaudían la tregua al tiempo que animaban a sus simpatizantes «a seguir presionando a los estados español y galo».

En esta ocasión, además, se ha producido un hecho inédito, y es que Batasuna ha saltado a la palestra para pedir que no se vuelvan a producir estos ataques y se respete el proceso de paz.