En infinidad de ocasiones se recurre al tópico de que las cosas de palacio van despacio para pasar de puntillas por un tema incómodo o tratar de explicar lo inexplicable en determinados casos tan sangrantes como el de la administración de Justicia. Valores democráticos, igualdad, Estado de Derecho y todo lo que ustedes quieran, pero el año pasado, sólo el año pasado, más de 5.400 asuntos judiciales se quedaron en el tintero en los juzgados de Jerez. No hace falta ser un lumbreras para darse cuenta de que no es que algo no funcione, sino que esto es un reverendo desastre. La culpa, evidentemente, no la tienen los jueces, al menos, no la mayoría de ellos, sino un sistema que no termina nunca de dotar suficientemente de medios y personal a los juzgados jerezanos y a otros muchos. El deporte favorito en estos casos vuelve a ser la política del parcheo, y la gente esperando años para un juicio.