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Martes, 18 de abril de 2006
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DEPORTES
Cádiz C.F.
Condenados a entenderse
Pavoni y Lobos, estrellas en La Romareda, destacan su buen feeling y reconocen que la magia y la creatividad del Cádiz dependen de ellos
Condenados a entenderse
ATENTO. Lobos observa atentamente el balón, su mejor aliado en la lucha contra el descenso. / ÓSCAR CHAMORRO
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Espárrago ha dictado sentencia. Su apuesta es clara: Pavoni y Lobos van a jugar hasta final de temporada. Traducido al idioma futbolero significa que toda la capacidad creativa, la magia y las posibilidades de salvación pasarán por las botas de estos dos ilustres argentinos.

Así pues, están condenados a entenderse. En La Romareda comenzaron a apreciarse los primeros chispazos que pueden saltar cuando conectan los dos talentos del equipo. Una acción sensacional de Lobos y el golazo de Pavoni certificaron la victoria en Zaragoza e insuflaron vida al herido. Ahora queda refrendar todo lo bueno que se vio ayer en los próximos cinco encuentros.

Lobos, el regate

Empieza a funcionar. La prensa nacional se ha rendido a sus pies. Aunque muy lejos todavía, Lucas Lobos sigue recordando al Mago porque juega a otro ritmo distinto al de sus compañeros. Individualista pero imprevisible, anárquico a la par que comprometido, acapara todos los elogios tras el partidazo de La Romareda.

El argentino acepta los piropos como lo hace con las críticas. Escondiéndose entre sus compañeros, saliendo el último del vestuario o contestando con una ristra de tópicos para no comprometerse demasiado. Tímido, no le gusta salir en la prensa y por ello se ha podido ganar una injusta fama de arisco. «Hablo muy mal y no me gusta salir en las notas, pero nunca tuve ningún problema con los periodistas». Eso sí, sonríe cuando algún aficionado lo reconoce en la estación, en el aeropuerto, y le solicita una fotografía o un autógrafo.

Lobos reconoce que «ahora saboreo el mejor momento desde que llegué a Cádiz hace cuatro meses. Las sensaciones son muy buenas porque realicé un buen partido pero sobre todo porque ganamos y se mantuvo la vida, la esperanza». Apunta que «corrimos mucho, pero la felicidad puede al cansancio. Por eso en este viaje hemos tenido tantas risas».

Desde que agarró un puesto en el equipo titular es el encargado de echarse el equipo a las espaldas y el responsable de la creación. Pero no encontraba apoyos y, marcado muy de cerca por las defensas rivales, dejó de marcar las diferencias que motivaron su fichaje. «Ha habido partidos muy duros, con pocos espacios en los que se hacía todo más difícil».

Por ello, Víctor Espárrago ha colocado a su lado a Matías Pavoni, repartiendo un poco esa responsabilidad. Lobos sonríe cuando le preguntan si están condenados a entenderse. «Sí, puede. Lo importante es que cada uno sepa la función que cumple, los once que juegan y los que están en el banco. Por nuestras características, Matías y yo nos encargamos del juego creativo, pero también apoyados en las bandas. Es importante que nos encontramos. No obstante, el grupo debe estar más fuerte que nunca porque será la unión la que no dará la salvación».

El argentino destaca a su paisano Pavoni. «Es el futbolista que mete la pausa, y por su forma de actuar es fundamental en este equipo». El menudo media punta habla también de Milito, que «no me dijo nada del penalti», y recuerda cómo fue ovacionado en La Romareda. «Es algo muy lindo que te aplauda la gente rival, pero no me tengo que quedar con eso. Tengo muchas cosas por mejorar y para eso sigo entrenando».

Pavoni, la pausa

Por su parte, Matías Pavoni llegaba a Sevilla visiblemente cansado. Pero eso sí, muy satisfecho por el triunfo conseguido en La Romareda, «que nos vuelve a dar la vida». Su gol queda en un segundo plano «porque como siempre digo, lo importante es la victoria. Y al gol no hay que darle más relevancia».

Declara que «existe un buen feeling con Lobos, claro que sí. Y es que con él al lado es muy fácil jugar al fútbol, es un grandísimo futbolista». Reconoce que «ahora la responsabilidad a la hora de crear es nuestra. El míster nos ha puesto juntos y hay que aprovechar la oportunidad». Pavoni se sincera cuando le preguntan si en algún momento sintió celos tras la llegada de Lobos. «Llevo varios años en el Cádiz, conocemos nuestras limitaciones y sé que todo aquel que llegué para mejorar lo que hay es bienvenido. Además, somos once, y es posible que los dos seamos titulares». No le sorprende la capacidad de su compañero «porque es muy conocido en Argentina y sabía lo que era capaz de hacer» y destaca de él, «su regate. Es un detalle muy importante en el fútbol».

Ambos se piropean mutuamente y comparten charlas con sus otros tres paisanos Vella, Limia y Berizzo. Los cinco van juntos a todas partes, y como se vio el domingo, el futuro del Cádiz está en sus manos. O en sus pies.



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