La voz Digital
Domingo, 9 de abril de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


PORTADA
Temas
«Hay señoras que han llorado al encontrar ropa que les vale»
La propietaria de una tienda de ropa de tallas grandes en San Fernando habla sin complejos de su obesidad
«Hay señoras que han llorado al encontrar ropa que les vale»
EMPRENDEDORA. Regli atendiendo a una clienta en su negocio.
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

Regli es morena, guapa, ni alta ni baja, joven, gorda, simpática, nerviosa, cariñosa, optimista y muchas cosas más. Ninguno de esos calificativos le ofende, ni siquiera el de «gorda», algo raro en una sociedad esclavizada por la imagen y por cánones de belleza y normalidad implantados de forma artificial por el bombardeo masivo de fotografías y fotogramas que determinan qué es deseable y qué no encaja en el sistema actual.

Regli ha emprendido su particular batalla, sin aspavientos y muchas sonrisas, por ser moderadamente feliz tal y como es. «Engordé unos 35 kilos en unos seis años. Tuve un problema familiar y me decanté por comer mucho como forma de evasión. No tengo ningún problema físico. Sólo me encanta comer, no mucho ni poco, sólo lo que me apetece», asegura esta isleña.

Un paso adelante

Su nuevo físico le llevó a dar un importante paso: hacerse empresaria. Al no encontrar ropa de su talla con la que se sintiera cómoda, decidió abrir un negocio de prendas de tallas grandes. Ahora, es una mujer emprendedora que dirige Ache, uno de las pocos establecimientos de la provincia con tallas para personas con más peso del que dictamina la moda. «Me va muy bien. Hay señoras que han llorado cuando han visto que tenemos cosas que le s entran. Aquí se sienten lo que son: personas normales y corrientes», explica Regli.

Esta singular empresaria reconoce que ella es una de las pocas excepciones de personas gordas sin problemas emocionales por su condición. Sus kilos le han creado obstáculos que antes no tenía, pero ninguno que no pueda superarse con seguridad en sí misma. «La gente te mira con pena y lástima. Te preguntan si estás enferma. Pero yo estoy fenomenal. Antes de engordar estaba muy buena de un modo y, ahora, estoy igual de buena de otro. Ligo igual que siempre, aunque a mi marido esto no le va hacer ninguna gracia», ríe Regli entre el orgullo y un pequeño rubor.

Aparte de la escasez de ropa y de las miradas condescendientes, ir al médico es otro de los momentos que se convierte en un problema para Regli. «Siempre que me duele algo me dicen que es por estar gorda o porque fumo. Cuando estás gorda es como si para los demás sólo tuvieras ese problema en la vida», dice Regli.

Problema serio

A pesar de su buen humor, Regli prefiere no bromear con los traumas y los trastornos alimenticios que a veces provoca el buscar la silueta perfecta, en términos publicitarios. «Tengo una hija de 9 años y no me gustaría que lo pasara mal por algo tan superfluo como la grasa. Por eso me enfada que se presione tanto a las personas para que estén delgadas», concluye esta isleña.



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento