Aunque peque de excesivamente clásico, el traje también está sujeto a modas. Con retoques cuidados, busca renovarse cada temporada sin causar excesivo ruido. En la misma reunión en la que eligieron a los más elegantes, los sastres marcaron las pautas de cómo vestirán a sus clientes el próximo invierno. Cuando llegue el frío, las chaquetas lucirán hombreras poco acentuadas y escotes bajos para que «se vean buenos trozos de las camisas». Con botonaduras bajas, para permitir respirar a las corbatas, los chalecos lucirán solapas y aires de fantasía, y los abrigos serán semientallados y algo más cortos que el año pasado.

En colores, no hay dudas. El negro se reserva para el «gran vestir», aunque también el armario hace un hueco a los azules y beiges metalizados. Y como la formalidad informal gana adeptos, los cuadros deportivos se imponen en las americanas sport. 26 modistos dictan estas tendencias. Ni uno más ni uno menos. Porque en el Club de Sastres de España son muy suyos. Y las incorporaciones, contadas. Es una asociación que se reserva el derecho de admisión, funciona con numeros clausus y aún hace uso de las bolas negras para rechazar a los aspirantes sin posibilidades.

Claro que siempre cabe la posibilidad de contar con algún padrino o amigo que ayude al final.

De Juana, es el experto que lanza un mensaje a los que aspiran a vestir bien: «Compren la ropa inteligentemente, colóquensela con esmero y, a continuación, olvídense de ella».