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Domingo, 9 de abril de 2006
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El poco público y el mal juego del ganado deslucieron la tarde en Sanlúcar
Los novillos de El Romeral resultaron mansos, complicados y con genio. Sólo el primero sirvió para dejar ver el buen oficio de Gabriel Picazo Ambel Posada ha mejorado, maneja bien el capote, pero el lote le resultó malo
El poco público y el mal juego del ganado deslucieron la tarde en Sanlúcar
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Cada día es más complicado este mundo de los toros. La razón es bien sencilla: las novilladas no interesan. O tienes mucho nombre en esto, o el público, desgraciadamente, cada vez confía menos en este tipo de espectáculos. Ayer, en Sanlúcar, el gran público, o sea la inmensa mayoría de los asistentes no sabían ni de dónde eran ni quiénes eran los actuantes de la tarde. El pasado viernes LA VOZ publicaba una entrevista con Luis Parra 'Jerezano', donde él mismo nos contaba que en Jerez se daban en los años 60 quince o veinte novilladas con el cartel de «No hay billetes».

Hoy eso es impensable, pues el gran secreto de que la fiesta continúe es la cantera, y aquí no sólo se necesita un balón de fútbol, una camiseta y un campo.

Aquí se necesita mucho más: novillos (imagínese lo que cuestan), trajes (un verdadero dineral), cuadrillas (el sueldo para sustentar a la familia) y lo demás, como bien dice el anuncio, no tiene precio...Pero para tener toreros el día de mañana, hay que tener novilladas, y que vayan cogiendo oficios y así seleccionar y que los elegidos y los mejores puedan estar en el escalafón superior. Verdaderamente, la novillada en sí tiene poco que contar. Con muy poco público en los tendidos, se lidiaron novillos de la ganadería de El Romeral, propiedad de don Gabriel Rojas (¿Lo que fue este hierro!).

No hace muchos años lo toreaba el faraón de Camas. Y todavía recordamos aquel gran toro indultado de Finito en la ciudad de los Califas. Nada que ver esto con aquello. Eso sí, bien presentados, seria, y con muchos kilos.

Sólo el primero sirvió para dejarnos ver el buen oficio que tiene aprendido Gabriel Picazo. Tiene buenas maneras, destacó en algunas tandas con la mano izquierda y eso le sirvió para cortar una oreja del segundo de su lote, aunque fuese una oreja benévola.

Ambel Posada ha mejorado y mucho con respecto al año pasado. Maneja bien el capote, y se coloca bien, pero se topó con dos enemigos de muy mala condición. Poco pudo hacer el nieto del matador de toros y periodista onubense, Juan Posada. Angel Gómez, el sanluqueño tiene garra y valor, además domina los tres tercios.

Puso bien las banderillas, maneja el capote con facilidad, pero como a sus compañeros le tocó un mal lote. Con la espada tampoco andó muy fino y eso le privó seguramente de algún trofeo.



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