Los dos actores posan en la alformbra roja de los premios Emmy. :: AP
Sociedad

Sarandon y Robins: 'The end'

La pareja más reivindicativa de Hollywood pone fin a 23 años de vida en común

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Azote de la derecha, han demostrado poca mano izquierda. Ahora que no tienen a Bush para dirigir todas sus iras, Tim Robbins y Susan Sarandon parecen haberla emprendido entre ellos y el mayor tándem activista de Hollywood hará en adelante la guerra por separado. Han decidido que la historia de su relación no da para más después de 23 años de enredo y no protagonizarán segundas partes con un disputado y multimillonario divorcio como trama, porque nunca se casaron. «No hay boda porque no quiero que él dé por sentado que estaré siempre a su lado y viceversa -manifestó la actriz-. Igual es un buen motivo para hacer una fiesta cuando tengamos 80 años». Tendrán que buscar otra excusa para correrse esa juerga.

El caso es que el publicista de Sarandon, Teal Cannaday, ha confirmado que su representada y Robbins se separaron en verano. A partir de ahí, entonó el 'no coment' sobre los motivos, perfecto caldo de cultivo para una tormenta de hipótesis. Tratándose de ellos, Robbins quizás estuviera probando en su propia casa lo que es una 'cadena perpetua' o igual es que, después de los años, se percató de que efectivamente tenía a su lado a una de 'las brujas de Eastwick'. Ya la vimos en 'Thelma y Louis' mandando al pairo a su marido. Lo bordó, quizá por experiencia, ya que está divorciada del actor Chris Sarandon y también le dijo 'finito' a Franco Amurri, con quien tuvo a su hija mayor.

El caso es que, a punto de estrenar 'Lovely Bones', Sarandon ya no está loca por los huesos de Robbins, y para estar 'como perros y gatos' ha preferido echar 'abajo el telón' de su historia. Es poco probable que la otra parte le pida: 'quédate a mi lado', y ya tienen 'vidas cruzadas'. Conocidos por su política abiertamente liberal, durante décadas han irritado a todos, desde la Academia del cine de Hollywood hasta cualquier destacado conservador, y tanto irritar han terminando sulfurándose entre sí.

Es lo que tiene el mal genio. Recuerden a Robbins montando en cólera en Madrid por tener que estrechar la mano al alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón. Se sintió «utilizado», él en una foto con un conservador. Sarandon tampoco le va a la zaga. Se quedó a gusto hace poco recomendándole a George y Laura Bush una parcelita en Guantánamo como retiro.