Fotografía de archivo de un grupo de niños zimbabuenses
Fotografía de archivo de un grupo de niños zimbabuenses - REUTERS

Zimbabue prohíbe pegar a los niños

La polémica se desató después de que una mujer se quejase de que su hija, de seis años, «tenía heridas tan profundas en la espalda que no podía dormir». Un profesor la había castigado por no hacer los deberes

MADRID Actualizado: Guardar
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El Tribunal Supremo de Zimbabueha prohibido este jueves el castigo corporal a los menores en las escuelas y el hogar. Se considerará inconstitucional, pese a que la ley lo permitía hasta ahora. Según el fallo del juez David Mangota, «ni padres ni profesores deben poner sus manos encima de los niños, ni siquiera aunque se porten mal».

La sentencia del alto tribunal estima la denuncia presentada por el exministro de Finanzas y líder de un partido opositor, Tendai Biti, en representación de la madre de una niña de seis años que recibió graves golpes por parte de su profesor el pasado año. En el libro de lectura de la pequeña no figuraba la firma de sus examinadores, que certificaba que había pasado la prueba.

«Tenía heridas tan profundas en la espalda que no podía dormir», relató la progenitora de la menor, Linah Pfungwa. Era el castigo que había recibido su hija por no hacer los deberes. «Tomé una foto de sus heridas y las colgué en el grupo de Whatsapp que comparto con los padres de otros niños de la clase, para ver si a sus pequeños también les habían agredido», explicó Pfungwa, firme defensora de que hay otras formas de castigar a los niños.

«El auténtico privilegio de practicar la ley no es solo garantizar que se cumple, sino cambiarla. Usarla como un instrumento para el cambio», ha declarado Biti tras conocer la decisión judicial. La sentencia, que debe ser aprobada por el Tribunal Constitucional, ha sido recibida con críticas por parte de la conservadora sociedad zimbabuense. Profesores ya se manifestaron en 2015 en contra de un fallo que prohibía el uso de la vara para castigar a los jóvenes. Alegaban que las escuelas se convertirían en una «jungla» si se prohibía el castigo corporal. También algunos padres critican la medida, mientras que los grupos de derechos humanos la defienden.

Ahora, está en manos del Tribunal Constitucional confirmar el fallo o rechazarlo.

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