Texas relaja aún más el control de armas pese a los tiroteos

Entran en vigor nuevas medidas un día después del asesinato de siete personas en Odessa

Agentes de la Policía estatal de Texas esta semana en la escena del crimen de una matanza que dejó siete muertos en Odessa REUTERS

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Texas y EE.UU. vuelven a estar de luto tras un nuevo episodio de violencia con armas de fuego y sin que haya perspectivas de grandes reformas legislativas que traten de evitarlo. Más bien, todo lo contrario. Al día siguiente de la matanza de Odessa , en la que un hombre acabó con la vida de siete personas en esta localidad del oeste de Texas, el estado sureño, uno de los más poblados y con una de las economías más fuertes del país, vio cómo entraban en vigor unabatería de normas que facilitan todavía más el acceso a las armas. La tragedia del sábado se producía casi un mes después de la de El Paso , también en Texas, donde fallecieron 22 personas en un centro comercial.

Las normas relajan los límites, entre otras cosas, sobre posesión y almacenamiento de armas en colegios y casas de acogida, impide a los propietarios de vivienda que prohíban a los residentes guardar armas en el domicilio o certifica la posibilidad de llevarlas en templos religiosos. Hace dos años, un hombre abrió fuego en una iglesia del sur de Texas y mató a 26 personas , en un estado que ha sido escenario de cuatro de las diez peores matanzas de este tipo en la historia moderna de EE.UU.

Desde la oposición –en especial, los candidatos demócratas a la presidencia– han vuelto a arreciar las exigencias para restringir el acceso a las armas, reforzar los controles de quién puede comprarlas e impedir la venta de armamento de tipo militar, como fusiles semiautomáticos. El presidente de EE.UU., Donald Trump, se refirió ayer por primera vez a los esfuerzos legislativos para tratar de contener la epidemia de violencia con armas, pero no dio detalles de sus planes. «Tenemos muchos grupos trabajando en ello», dijo.

«He hablado con muchos senadores y diputados. La gente quiere hacer algo». Pero en una idea que contará a buena parte de la base republicana y al lobby de las armas, insistió en que reforzar los controles al acceso no cambiará nada y que se trata ante todo de «un problema mental». «Da igual cómo hagas los controles de acceso a armas, no los habrían detenido», dijo sobre las últimas masacres que ha vivido el país.

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