La candidata para suceder al primer ministro y líder del Partido Conservador británico, David Cameron, Andrea Leadsom
La candidata para suceder al primer ministro y líder del Partido Conservador británico, David Cameron, Andrea Leadsom - EFE
ANDREA LEADSOM, aspirante a primera ministra

La sonrisa liberal del Brexit

El respaldo de Boris Johnson y su postura anti UE le dieron alguna opción de ganar en la votación de los afiliados tories

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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La Hansard Society es un centro de pensamiento del Parlamento de Westminster. Hace tres años, una conferenciante valoró así lo que supondría dejar la UE: «Creo que sería un desastre para nuestra economía y que provocaría una década de incertidumbre».

La oradora era la diputada conservadora Andrea Leadsom. Ahora es una triunfal adalid del Brexit, que ha disputado hasta hoy con Theresa May la posibilidad de convertirse en la segunda primera ministra de la historia del Reino Unido, 26 años después de la retirada de su admirada Thatcher.

Con buenos reflejos, Andrew Marr, el periodista político más importante de la televisión británica, intentó propinar a Leadsom un golpe de hemeroteca y le sacó los papeles con su declaración pro europea de 2013.

Ella no perdió el tono calmado y la sonrisa, los dos atributos que la hicieron brillar en su campaña por el «Out». Andrea se limitó a decir que desde entonces había hecho «un largo viaje», tras haber descubierto en la vida parlamentaria el mucho daño que hace la UE a Gran Bretaña.

Ineficiencia patente

De 53 años, madre de tres hijos y empleada en la City durante 25 años, Leadsom hace agua por varias vías. En abril de 2013 fue nombrada secretaria de Estado del Tesoro, con la City a su cargo. Duró menos de un año. «Financial Times», la biblia de la prensas económica, ha recogido declaraciones de ejecutivos bancarios que la califican como «la peor secretaria de Estado que hemos tenido». «Le costaba entender las cosas, no tomaba decisiones y al final culpaba de todos los problemas a la UE», añaden.

Hay más. La prensa ha probado que Leadsom embelleció su currículo profesional con hipérboles falaces y se ha visto forzada a corregirlo. Alardeaba de haber sido la directora más joven de Barclays y era falso. Decía haber ocupado allí el cargo de directora de instituciones financieras, pero en verdad era subdirectora. Se jactó de haber colaborado con el gobernador del Banco de Inglaterra estrechamente para atajar la crisis del Baring en 1995… En realidad no pasó de hablar por teléfono con algunos de sus ayudantes. Dijo haber manejado grandes fondos de inversión de muchos millones, con enormes plantillas a su cargo. No era cierta ni una cosa ni otra. Ella ha respondido a las acusaciones de haber manipulado su currículo diciendo simplemente que son «ridículas».

Leadsom arrastra también una vieja controversia fiscal, porque en los años 90 fundó una firma «offshore» con su marido, también ejecutivo bancario, para esquivar a la Hacienda inglesa. Hasta ahora, y a diferencia de sus rivales, no ha querido publicar su relación de ingresos, aunque promete que lo hará una vez proclamada candidata.

Por último, levantó ayer una gran polvareda debido a este titular en una entrevista que ha concedido a «The Times»: «Ser Madre me da una ventaja sobre May». Su rival no ha podido tener hijos, pero utilizar ese dato como argumento de campaña se ha considerado una bajeza. Leadsom alega que el periódico ha manipulado sus palabras, que siente «un enfado indescriptible» por lo sucedido y exige una rectificación. El diario de Murdoch, que se había posicionado frontalmente contra ella como línea editorial, responde que se limitó a transcribir la entrevista.

El perfil

Leadsom estudió Políticas en una universidad sin fuste, Warwick. Nada de Oxford como Cameron (y Thatcher, Blair, Boris, Osborne, Gove, Miliband…). Luego trabajó 25 años en la City y por fin en 2010 consiguió ser elegida diputada tory tras un primer intento fallido. Anglicana de profundas convicciones, rechazó el matrimonio gay en 2013 y forma parte de un club multipartidario del Parlamento para el estudio de la Biblia.

Su libro favorito es de calidad: «La riqueza de las naciones» de Adam Smith, la obra fundacional del liberalismo económico. Aunque Leadsom tal vez lo lleva demasiado lejos: aboga porque en las empresas de tres empleados o menos no exista ningún tipo de derecho laboral (ni salario mínimo, ni indemnización por despido, ni permisos de maternidad; nada).

En cine, su obra de cabecera no es tan exquisita. Su película es «Cuatro bodas y un funeral», comedia inglesa de Hugh Grant, que ve siempre una vez al año. Madre de dos hijos de 20 y 18 y de una hija de 12, sufrió una depresión postparto tras el primer embarazo e impulsa una onegé que ayuda a las madres primerizas. Inglesa tradicional, alardea de que le gusta preparar cada domingo el preceptivo asado para su familia, que suele perpetrar en su hermosa vivienda campestre del siglo XVI. Entre semana viven en un piso en Westminster.

Sonrisa en rostro como bandera, Andrea se presenta como «la candidata del optimismo» y se ha desmarcado de la política de consolidación fiscal de Osborne: «Prosperidad, no austeridad», proclama con su afición a los eslóganes. Sus detractores la acusan de falta de rigor. Y cuesta no pensar así cuando se la escucha prometiendo al mismo tiempo retirar al Reino Unido del mercado único europeo y garantizar que el país podrá seguir comerciando como hasta ahora con la UE, sin aranceles ni trabas de ningún tipo.

A Leadson le gusta el rugby. Es seguidora del Northampton Saints. Hará bien May si no se confía ante ella, porque cualquier cosa puede salir de la bronca melé del Brexit, que ya se ha llevado por delante a Cameron, Boris y Gove (y tiene a Corbyn sudando en el alambre). Astuta, ha prometido volver a autorizar la caza del zorro, un guiño libertario que gustará en esa Inglaterra eterna, conservadora y orgullosa que se lanzó por el tobogán del Brexit.

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