May remodela su gabinete ante la amenaza de moción de confianza

Barclay, a favor de la ruptura con Bruselas, sustituye a Raab como ministro del Brexit

La primera ministra británica, Theresa May, llega a Downing Street EFE

Iván Alonso

Con la sombra de la moción de confianza sobrevolando sobre ella, Theresa May volvió a remodelar ayer -por obligación- su Gobierno. Sin arriesgar, la «premier» nombró a dos personas de su confianza para sumar aliados en su lucha contra los más críticos dentro de sus propias filas.

El nombre del día fue el de Stephen Barclay, nuevo ministro para el Brexit. Un político de perfil bajo, poco conocido hasta ahora en las altas esferas y que ocupaba el cargo de secretario de Estado de Salud y Cuidados Sociales. Siempre leal a Theresa May, este abogado experto en seguros y servicios financieros votó a favor de la salida de Reino Unido de la UE en el referéndum, pero no pertenece al ala más dura de los euroescépticos de su partido.

Al hacer oficial el anuncio, desde Downing Street también añadieron que sus funciones serán diferentes a las de su predecesor, Dominic Raab. Barclay no supervisará personalmente el último tramo de las negociaciones, algo que hará en persona la propia Theresa May, y se centrará en los preparativos domésticos del Brexit y en lograr que el preacuerdo alcanzado con Bruselas sea refrendado por el Parlamento. El nombramiento de Barclay refleja que May no quiere riesgos ya que a diferencia de David Davis o Raab, el nuevo ministro no tiene una base política tan fuerte como la de sus predecesores y ya sabe que no tendrá poder de influencia en las negociaciones. «Hará el papel a nivel nacional», señaló ayer.

La primera ministra también nombró a otra gran aliada como nueva ministra de Trabajo. Amber Rudd toma el testigo de Esther McVey, y vuelve al Gobierno que tuvo que abandonar en abril de este año cuando era ministra del Interior y tuvo que dimitir por el escándalo migratorio de la generación Windrush.

Se necesitan 48 cartas

Unos cambios que se produjeron cuando todos los focos apuntaban hacia la posible moción de confianza que parece, como apuntan los medios británicos, tendrá que afrontar en los próximos días Theresa May. Al cierre de esta edición eran 23 los diputados conservadores que habían hecho públicas las cartas enviadas a la dirección del partido. Se necesitan 48 para forzar esa moción, pero, al ser este un procedimiento anónimo, puede que otros miembros «tories» las hayan ya remitido sin hacerlo público.

Bien es cierto que el proceso se enfrío después de que dos de los principales ministros euroescépticos e influyentes del Gobierno como son el de Medio Ambiente Michael Gove y el de Relaciones Internacionales Liam Fox mostraran su apoyo a la primera ministra y anunciaran que no tienen intención de dimitir. Acorde a las informaciones de varios periódicos ingleses, el propio Gove habría rechazado el puesto de ministro para el Brexit que le habría ofrecido Theresa May por su condición de volver a la mesa de negociación y poder así modificar varios puntos del documento.

Parece que esta premisa, un cambio en varios puntos del preacuerdo con Bruselas, es la baza que jugaría la facción de euroescépticos en el gabinete para haberse mantenido sin dimitir. Necesitan estar dentro del Gobierno para poder acceder a esas posibles modificaciones que buscan.

Por si acaso, los partidarios de May comenzaron ayer a recordar a los «tories» más críticos que en el caso de que la moción de confianza saliera adelante, la primera ministra ganaría cualquier votación contra su liderazgo, como señalaba el viceprimer ministro David Lidington. «Está haciendo lo mejor para el país. Por el interés nacional creo que deberíamos unirnos para apoyarla», ha asegurado el ministro del Gabinete británico.

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