Ramón Pérez-Maura - Horizonte

«Los investigadores son considerados agentes 007»

Teherán demostrará clemencia y la gestión habrá sido muy rentable

Ramón Pérez-Maura

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La detención en Teherán el pasado 5 de junio de la investigadora franco-iraní Fariba Adelkhah no puede sorprender a nadie. Ni mucho menos a ella misma. Irán utiliza este tipo de detenciones como forma de poner presión y de buscar la apertura de puertas con dirigentes extranjeros que tienen que hablar con las autoridades de la República Islámica y pedir clemencia. Y, llegado el momento, Teherán demostrará esa clemencia y la gestión habrá sido muy rentable.

Fariba Adelkhah es una antropóloga nacida en Teherán en 1959 y con doble nacionalidad, iraní y francesa. Los especialistas dicen que sus estudios han cambiado la visión de la sociedad iraní que tenemos en Occidente. Se señala obras relevantes como «La Révolution sous le voile. Femmes islamiques d’Iran» (Karthala, 1991), «Being Modern in Iran», (Hurst, 1999 y Columbia University Press, 2001), así como «The Thousand and One Borders of Iran» (Routledge, 2016). Su vínculo con Francia arranca en 1977 cuando fue a estudiar en la Universidad de Estrasbugo y se asentó después en París. Pero nunca renunció a sus estudios de campo en Irán. En 2009 adquirió mucha notoriedad pública con un caso que es casi idéntico al que ella está sufriendo ahora: la detención de la investigadora francesa Clotilde Reiss tras 53 días de retención sin ninguna explicación. Reiss era lectora de francés en la Universidad de Ispahan. Abdelkhah explicó el porqué de aquella detención -que más bien pareció un secuestro- en «L’Express». Para ella, detenerla movió al presidente Sarkozy a intervenir en su favor. Eso permitió a las autoridades iraníes tener una imagen positiva: «Irán ha obtenido lo que quería: discutir directamente con Sarkozy. Desde que él ocupa el Elíseo, las relaciones franco-iraníes se han deteriorado. Teherán intenta ahora reajustar, mejorar esta relación. Con el debate sobre Clotilde Reiss los iraníes han conseguido hablar con el presidente francés».

Reiss era una investigadora becada que llevaba en el país cinco meses, pero como decía Fariba Abdelkhah, «Irán no conoce la autonomía de la investigación. El investigador allí es considerado un agente 007».

En las últimas semanas Teherán ha acusado a la Unión Europea de no hacer lo suficiente por salvar el acuerdo nuclear -mientras ellos lo van incumpliendo día a día. Francia hoy se ve como la cabeza militar de Europa con la salida del Reino Unido. Es el objetivo más lógico para Teherán. Y antes o después, la dictadura teocrática iraní acabará liberando a la profesora Abdelkhah. En este caso se dan las condiciones para prolongar su cautiverio un poco más que con Clotilde Reiss. Porque a diferencia de aquella, la detenida actual tiene nacionalidad iraní y, por lo tanto, en su país sólo se tiene oficialmente en cuenta esa nacionalidad. La discusión entre París y Teherán no será legal. Será un debate político. Y como bien recordara Adelkhah que ocurrió con la profesora Reiss, al final el ganador siempre es el régimen teocrático de Teherán que consigue ser visto de forma un poco más amable. Acusarán a Fariba Adelkhah de ser una espía, pero será liberada como muestra de buena voluntad. El mismo juego una y otra vez. Y como cuando Irán ataca petroleros en el Golfo Pérsico y sus amigos te dicen que «podían haberlos hundido y no lo hicieron», cuando liberen a la profesora Adelkhah después de una detención sin garantías legales, te dirán que podrían haberla matado por espía. Porque en Irán, los antropólogos son considerados «agentes 007».

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