La polémica repatriación de unos ciudadanos sudaneses abre una crisis en el Gobierno belga

Francken invitó a una delegación sudanesa en septiembre para que identificase a migrantes irregulares de cara a su expulsión

EP

La repatriación de unos ciudadanos sudaneses que denuncian haber sido torturados en su país tras ser expulsados de Bélgica ha abierto una crisis entre los socios de la coalición de gobierno belga e incluso ha provocado peticiones de dimisión del secretario de Estado de Inmigración y Asilo, Theo Francken.

La polémica tiene su origen en la invitación de Francken a una delegación sudanesa en septiembre para que identificase a migrantes irregulares de cara a su expulsión. Posteriormente, los migrantes denunciaron haber sido detenidos y torturados por las autoridades del país africano.

Tras conocerse el caso, el Gobierno de Charles Michel encargó una investigación a la Comisión General para los Refugiados y Apátridas (CGRA), en colaboración con Naciones Unidas y la Unión Europea, según explica la agencia de noticias Belga.

Sin embargo, el líder de los nacionalistas flamencos de la N-VA, Bart de Wever, advirtió este domingo de que la formación, que forma parte de la coalición de gobierno, abandonaría el mismo si finalmente se pide a Francken, también de la N-VA, que dimita de su cargo de secretario de Estado de Inmigración y Asilo.

«Si el secretario de Estado de Asilo, Theo Francken, debe dimitir, la N-VA abandonara igualmente el gobierno. Si se pide a Theo Francken que se retire, entonces la N-VA se retirará. En este tema soy muy claro, apoyo a Theo Francken y no le dejaré caer», afirmó De Wever en la cadena VTM.

Por otro lado, el presidente de la comisión de Finanzas del Parlamento belga, Eric Van Rompuy, que forma parte de los democristianos flamencos (CD&V), que también son socios de la coalición gubernamental, ha acusado a Michel de haberse convertido en una «marioneta» de la N-VA.

El primer ministro ha salido este lunes al paso de las declaraciones tanto de De Wever como de Van Rompuy y ha rechazado el «chantaje», las «amenazas» y las «provocaciones» que han lanzado por esta cuestión. «El chantaje no me impresiona, las amenazas tampoco, ni las provocaciones», ha afirmado en una entrevista en la cadena RTL.

Mientras tanto, los democristianos francófonos (cdH), en la oposición, han denunciado las «mentiras» de Francken sobre la polémica y han pedido su dimisión, que defenderán el próximo jueves en el pleno del Parlamento, según informa Belga.

Francken es conocido por su política de mano dura contra la inmigración y de hecho se ha visto envuelto en numerosas polémicas, que le han valido la desautorización del jefe del Ejecutivo belga. De hecho, el primer ministro belga censuró públicamente a Francken en octubre tras abrir la puerta al asilo para el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

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