Pedro Rodríguez - De Lejos

Plan B

¿Será capaz la Administración Trump de formular una nueva estrategia para Venezuela?

Pedro Rodríguez

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Tras la forzada salida de John Bolton, el tercer consejero de seguridad nacional pasado por la trituradora de Donald Trump, la pregunta del billón de bolívares es si la caprichosa y muy poco fiable política exterior de Estados Unidos podrá ser capaz de formular una nueva estrategia para Venezuela, más allá de la línea dura defendida desde el primer momento por el propio ocupante de la Casa Blanca.

Al día siguiente del cese/dimisión de Bolton, el propio Trump planteó la posibilidad, más bien genérica, de un cambio en la política basada más que nada en ejercer una presión máxima contra el régimen de Maduro. Esta presentida pirueta se basaría en las declaraciones del líder estadounidense que dijo no estar «de acuerdo con John Bolton en sus actitudes hacia Venezuela. Pensé que estaba fuera de lugar».

Michael J. Camilleri, destacado especialista en Iberoamérica de la Administración Obama, en un artículo para la revista «Foreign Affairs» ha destacado que todos los esfuerzos realizados en los últimos ocho meses para forzar la salida de Maduro (aislamiento diplomático, multiplicación de sanciones y amenazas de intervención militar) han fracasado. Con el resultado de «una política desarticulada, con los socios de Estados Unidos confundidos por la estrategia de Trump, y Guaidó sorprendido por algunas de las medidas de la administración estadounidense».

En búsqueda de un plan B para Venezuela a lo mejor ha llegado el momento de aprovechar el fetichismo de Trump con hacer tratos imposibles. Más allá del golpe de efecto de una cumbre sorpresa con Maduro en Nueva York, Washington tendría que superar su más que justificado escepticismo con el régimen de Caracas. Para eso, según Camilleri, la Administración Trump tendría que implicarse en fijar las condiciones y la agenda de una solución negociada que, según las líneas maestras resultantes de la mediación de Noruega, pasaría por elecciones presidenciales anticipadas y limpias. Ante este curso de acción, como decía la ex secretaria de Estado Madeleine Albright, Estados Unidos sigue siendo «la nación indispensable».

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