Pedro Rodríguez - DE LEJOS

«Liar! liar! Pants on fire!»

¿Hasta qué punto la mentira sistemática forma parte del ascenso y fracaso de Boris Johnson?

Pedro Rodríguez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Con un discutido origen, en la lengua inglesa hay una rima infantil que sirve de soniquete para castigar a los que se toman libertades con la verdad cuando son sorprendidos in fraganti. Se podría traducir libremente como «mentira, mentirón, se te quema el pantalón». Y desde la lección de respeto a las instituciones democráticas ofrecida por el Tribunal Supremo del Reino Unido, «liar! liar! pants on fire!» debería convertirse también en el retintín que acompañe a todas las apariciones públicas que le queden a Boris Johnson como primer ministro.

Por unanimidad, los once magistrados del Supremo han declarado ilegal, nula y sin efecto la abusiva decisión de suspender la actividad del Parlamento durante un excepcional plazo de cinco semanas. Con el reproche de que el Ejecutivo ha sido incapaz de justificar esta decisión encaminada a evitar el requerido control parlamentario y frustrar los esfuerzos para evitar el desastre de un Brexit salvaje para el 31 de octubre.

Aunque la Corte Superior de Escocia había considerado probado que Boris mintió como un bellaco a la Reina para proceder a la suspensión del Legislativo, es cierto que el Supremo en Londres ha evitado criticar personalmente al primer ministro. Seguramente en búsqueda de una necesaria demostración de unanimidad en un país tan profundamente dividido, se ha optado por no entrar la resbaladiza cuestión de las motivaciones de Boris. Sin embargo, resulta casi imposible separar la mentira sistemática del ascenso y fracaso de este atrabiliario personaje político.

Boris Johnson –desde el momento que empezó haciéndose pasar por periodista en las páginas del Times de donde le echaron por inventarse declaraciones– ha demostrado sobradamente su mendacidad compulsiva, incluida su cabalgata de falsedades sobre la amenaza de Unión Europea a la «way of life» británica. Literalmente, a Boris ya no le queda a nadie a quien mentir. Ni a su partido, ni a su gobierno, ni al Parlamento, ni a la opinión pública, ni a Bruselas, ni tan si quiera a la Reina.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación