Fotografía de archivo de Yanis Varufakis durante su participación en las jornadas del Matadero, en Madrid, en febrero de 2016
Fotografía de archivo de Yanis Varufakis durante su participación en las jornadas del Matadero, en Madrid, en febrero de 2016 - Isabel Permuy

El nuevo libro de Varufakis no deja títere con cabeza e incluye a Luis Guindos

En «Adultos en el cuarto: Mi batalla con el establishment profundo europeo», relata su experiencia como ministro de Economía, así como todo lo ocurrido antes y después de ocupar el cargo

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El economista Yanis Varufakis, no deja títere con cabeza en su nuevo libro, «Adultos en el cuarto: Mi batalla con el establishment profundo europeo», 485 páginas en las que revela lo que dijo, pensó, escuchó (y grabó en secreto), opinó y discutió a partir del 2010, cuando Grecia firmó su primer rescate. Relata con detalle lo que ocurrió después: su paso por el ministerio de Economía griego, su compleja y dura negociación con los acreedores, así como lo que ocurrió con los demás miembros del gobierno radical. El título viene de una frase de la Directora del FMI Christine Lagarde, que dijo en un momento dado: «Es hora de que entren adultos en el cuarto». Y Varufakis, que fue ministro de Economía del primer gobierno del radical Tsipras durante 162 días, afirma que este libro cuenta la historia «de un académico que se convirtió en un ministro durante un tiempo antes de volverse un chivato», o también «lo que sucedió a un pequeño país en bancarrota que luchó contra los Goliat de Europa para escapar de la cárcel por deuda antes de sufrir una terrible, pero bastante honorable, derrota».

Varufakis deja claro en su introducción que ha hecho todos los esfuerzos posibles para asegurar la exactitud de las palabras citadas, basándose «en las grabaciones de mi móvil y los apuntes que hice en ese momento durante muchas de las reuniones oficiales y conversaciones en este libro». Para ser mas imparcial, intenta que las acciones de los protagonistas se vean bajo el prisma de la tragedia griega. Y tras 148 páginas, se centra en los días posteriores a la victoria electoral de Syriza, en enero del 2015, y lo que siguió, ya que «aceptando la posición del ministro de finanzas de un país europeo con una deuda crónica en el medio de un choque tumultuoso con sus acreedores, los más poderosos gobiernos e instituciones europeas; fui testigo directo de las circunstancias concretas y causas inmediatas del descenso de nuestro continente en un lodazal del que posiblemente no podrá escapar durante mucho, mucho tiempo».

Rescates y financiación

Heroico por no firmar un nuevo acuerdo con los acreedores «que hubiera empujado a Grecia aún más dentro de su laberíntica cárcel de deuda», el economista sabía que ello dañaría su credibilidad. E insiste que los acreedores (Comisión Europea, Banco Central Europeo, FMI y los gobiernos alemanes y franceses) admitían en privado que los programas de reformas no funcionarían y que se necesitaba un alivio de la deuda y menos austeridad e impuestospara una recuperación griega, que era lo que él mismo argumentaba. Porque «habían invertido un importante capital político en un programa que aumentaba la bancarrota griega, difundía una miseria increíble y llevaba a que los jóvenes emigraran en masa». Para Varufakis, los pilares del primer rescate griego fueron enormes préstamos para financiar los bancos alemanes y franceses e imponer austeridad.

Contra el establishment

Mientras que Varufakis insiste en que los griegos con los que se encontraba a diario le apoyaban —empezando por los 140.000 que le votaron a él personalmente en las elecciones de enero 2015—, tenía en su contra a los medios, el establishment y a los oligarcas.

En su libro explica con gran detalle lo que él consideró errores y traiciones de quienes le rodeaban. Describe que, durante los primeros meses de su gobierno, los representantes de los acreedores «no tenían forma de demostrar su autoridad y recuperar el control psicológico sobre los griegos»; si no tenían cuidado, «ideas peligrosas podrían infectar la mente de otros europeos, españoles, italianos, posiblemente franceses, (…) de recuperar su soberanía y recuperar la dignidad de su nación». Relata cómo su gobierno estaba dividido: había ministros que eran partidarios de un Grexit y de no seguir negociando. También había comenzado una corrida bancaria (culpando al Banco de Grecia y al BCE, que dejaron a los bancos sin liquidez, sin mencionar a los griegos asustados poniendo sus ahorros a salvo en sus casas).

Comenzó a ver que su gobierno no le apoyaba, empezando por el vicepresidente Dragasakis, y seguía insistiendo en otras soluciones que los acreedores rechazaban; mientras que, según él, se diseminaba el rumor de que perdía el tiempo y Grecia se acercaba a la bancarrota, con sus esfuerzos de mantenerse en pie con ayuda china, asfixiada por un BCE encabezado por Mario Draghi y boicoteados por Berlin. Control de capitales, referéndum y dimisión. Soledad, traiciones y puñaladas tanto en Bruselas como en Frankfurt, en Washington y, sobre todo, en Atenas.

Varufakis y el ministro de Guindos

El autor habla de Luis de Guindos desde la primera reunión del Eurogrupo (11 de febrero) a la que acude. Le describe como «preocupado», pero admite que mantuvieron un contacto jovial «aunque yo representaba a un gobierno que constituía una amenaza mortal para el suyo». En los meses siguientes, cuenta, «no estábamos de acuerdo ni a nivel político ni ideológico», sin embargo, «compartíamos un mismo idioma y el deseo de llegar al fondo de cualquier problema al que nos enfrentábamos».

También describe el viaje que hizo a Madrid en mayo 2015 para buscar apoyo español en un momento crítico. Deja claro que de Guindos, «como ministro de Economía de un gobierno conservador español, era el enemigo jurado de Podemos, el partido hermano de Syriza. Nunca había perdido la oportunidad en el Eurogrupo de ponerse del lado de Wolfgang (Schäuble), en mi contra, pero ya había comprendido que esto podría ser por conveniencia táctica más que por convicción». Añade Varufakis que el ministro español le dijo que en ese momento (8 de mayo 2015) Podemos ya no presentaba la misma amenaza que unos meses antes y que añadió: «Ahora temo más al Grexit que antes; ya no estoy seguro que lo podamos contener». Dedujo que el ministro español entendía y aprobaba la propuesta que le hacía de una negociación distinta para Grecia, pero al final nada salió de ello.

Varufakis ahora

Tras dimitir (forzado) como ministro de Economía, Varufakis no votó la aprobación del tercer rescate griego y cuando se convocaron las nuevas elecciones no se presentó por ningún partido. Formó un nuevo partido europeo, DiEM25, el Movimiento de la Democracia en Europa, un «movimiento paneuropeo, democrático, humanista» y transfronterizo con personalidades procedentes de partidos verdes, izquierdistas radicales y liberales para «reparar la Unión Europea». Justamente, hace poco tiempo lo presentó primero en Tesalónica y luego en Atenas, en un acto en un estadio cerrado y con la música de Brian Eno, compuesta especialmente para el movimiento.

Ha tenido que volver a dar clases en el departamento de Ciencias Económicas de la Universidad de Atenas para seguir con un trabajo y sueldo fijo. Eso sí, sus clases están llenas. Y sigue concediendo entrevistas, criticando la actual situación europea. Deja claro que quiere volver a presentarse candidato a las próximas elecciones generales, pero sin aclarar con quién: para ser elegido diputado, el partido por el que se presenta alguien necesita el 3% de votos a nivel nacional. Y Varufakis no parece que encaje con la escisión radical que quería dejar de pagar, salirse del Eurogrupo y volver a la dracma. Sus antiguos amigos de Syriza le consideran tóxico y culpable de que las cosas vayan ahora aún peor para Grecia y de que vayan a perder cuando haya nuevas elecciones. Y la gente de a pie ya no le felicita con tanto entusiasmo: le considera, en parte, culpable de sufrir más austeridad, más recortes, más impuestos, de que sigue habiendo control de capitales y no hay nuevas inversiones ni buenos trabajos.

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