ELECCIONES EN CÓRCEGA

El nacionalismo corso quiere hacerse oír en Francia

Partidos nacionalistas tradicionales, alejados del separatismo, se disponen a hacerse con el poder en la isla

El candidato Gilles Simeoni, durante un acto de campaña AFP
Juan Pedro Quiñonero

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Los 140.000 electores de Córcega (324.000 habitantes) son invitados a elegir a los 63 consejeros de la nueva Asamblea regional, entre hoy y el domingo próximo en que se celebrará una segunda vuelta. Los partidos autonomistas, nacionalistas, confían en revalidar su mayoría actual , insistiendo en que sus aspiraciones están alejadísimas de un modelo catalán que contemplan con inquietud. Córcega tiene una Asamblea regional desde 1982 , cuando se creó un estatuto local que se ha sido modificado en varias ocasiones y volverá a cambiar el 1 de enero próximo, cuando los dos departamentos de la isla se reúnan en una sola colectividad territorial, con el fin de ahorrar dinero y suprimir burocracia.

Elección tras elección, desde 1982, los corsos han confirmado siempre su rechazo expreso a cualquier independencia, económicamente imposible. Córcega no podría sobrevivir sin los entre 3.500 y 4.000 millones de euros de subvenciones anuales del Estado. En las últimas elecciones regionales, de 2015, los partidos nacionalistas consiguieron su mayoría tradicional, que debieran revalidar entre hoy y el domingo que viene. Seis listas se disputan los escaños de la nueva Asamblea Regional.

Coalición

Gilles Simeoni, hijo de uno de los patriarcas del autonomismo–nacionalismo corso, lidera una coalición de tres partidos , Pè a Corsica (PaC, autonomista y regionalista clásico), Femu a Corsica (FaC, autonomista «renovador») y Corsica libera (Cl, el grupúsculo más «independentista» e izquierdista de Córcega, liderado por Jean-Guy Talamoni).

Jean-Charles Orsucci lidera la lista del partido de La República en Marcha (LReM) Emmanuel Macron . La derecha tradicional de Los Republicanos está representada por Valérie Bozzi. También estarán presentes grupúsculos de extrema izquierda y extrema derecha, con una representación modesta pero muy gesticulante.

En la Asamblea saliente, las familias políticas corsas tienen una mayoría de 31 de los 51 escaños. En la nueva Asamblea, elegida tras la segunda vuelta del domingo día 10, la coalición de las familias corsas se cotiza como vencedora segura. Y pudiera revalidar fácilmente su mayoría, repartiéndose el poder local de la manera más tradicional: Simeoni seguirá siendo el gran «padrino» de la política corsa. Talamoni, actual presidente de la Asamblea regional, seguirá asumiendo su papel de «niño terrible» de la política local, heredero de las numerosas familias independentistas ya difuntas.

Más autonomía

Al principio de una campaña sin grandes estridencias, Simeoni se apresuró a descartar cualquier paralelismo con el «modelo catalán» percibido con mucha inquietud y distancia: «Córcega no se parece en nada a Cataluña, ni en el ámbito demográfico, ni el terreno político, ni en el económico. Los corsos defienden su puesto en Francia, la República, el Estado francés. Aspiramos a mayor autonomía para mejorar la gestión de nuestra isla».

En términos prácticos, «mayor autonomía para mejorar la gestión» quiere decir: «más subvenciones, para gestionarlas a nuestro aire». Tras la primera reforma regional de Córcega, en 1982, la isla quedó dividida en dos departamentos. Tras la última reforma, Córcega quedará «unificada» en una sola colectividad territorial, un departamento: se suprimirá burocracia.

En tiempos de recortes presupuestarios no parece que Macron haga concesiones económicas. La nueva Asamblea local es muy posible que sea invitada a «racionalizar el gasto».

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