África

Mugabe se niega a dimitir y quiere terminar su mandato

Se espera que los militantes entreguen el mando al vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, al tiempo que la esposa del dictador abandona el país

Grace Mugabe habla a su marido durante un acto político de su partido, ZANU(PF), el pasado 8 de noviembre Reuters
Alba Amorós

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El presidente zimbabuense, Robert Mugabe , su mujer Grace y dos figuras claves de la facción política G-40 que apoyan a la primera dama están bajo arresto domiciliario en el recinto de la 'Casa Azul' del mandatario en Harare e insisten en que éste concluya su mandato, según una fuente consultada por Reuters.

Zimbabue se encuentra en una situación de máxima incertidumbre. El Ejército tomó ayer el control del país en una asonada destinada a impedir que herede el poder Grace Mugabe , mujer del presidente, Robert Mugabe. Los militares anunciaron también su objetivo de detener a los«criminales» ligados al exlíder del país, quien se encuentra en arresto domiciliario. Las fuerzas armadas, movilizadas por Constantino Chiwenga, insisten en que no se trata de un golpe de Estado, sino de una intervención para restaurar la estabilidad de un país castigado por la crisis económica y el abuso de poder.

Las tensiones entre el partido del gobierno (Zanu-PF) y el Ejército tienen al país en vilo desde que Chiwenga amenazara el lunes con «intervenir" si continuaba la purga de veteranos del partido. Mugabe destituyó a su vicepresidente y candidato a sucederle, Emmerson Mnangagwa, la semana pasada por «deslealtad», en un intento por situar a su mujer, Grace Mugabe , como su sucesora de cara a las elecciones de 2018. «La actual purga está claramente dirigida a miembros del partido que protagonizaron la independencia y debe detenerse de inmediato. Cuando se trata de proteger nuestra revolución, los militares no dudarán en intervenir", dijo Chiwenga. Muchos interpretaron esta declaración sin precedentes como una advertencia directa al presidente que ha gobernado la nación desde su independencia de Gran Bretaña en 1980.

Ante tal amenaza, el partido del Gobierno denunció la « conducta traidora » de Chiwenga, avisándole de que no sucumbirían a las amenazas militares. Según un portavoz del Zanu-PF, sus «movimientos fueron calculados para desestabilizar el país y perturbar la paz». Este intercambio de acusaciones terminó con un gran despliegue militar en Harare, en una exhibición inusual que fue vista como una demostración de fuerza. La alarma saltó cuando cuatro tanques fueron vistos en una carretera en dirección a la capital. Poco después, los militares tomaron una emisora estatal, la Zimbabwe Broadcasting Corporation (ZBC), para difundir un comunicado. El encargado de dar la cara fue el portavoz militar, Simon Khaya-Moyo, quien insistió en que no se trataba de un golpe de Estado, sino de una « corrección sin sangre » y que el Ejército busca «pacificar una situación que no dejaba de degenerar». «Estamos persiguiendo a criminales que rodean a Mugabe y que están causando sufrimiento social y económico en el país para llevarlos ante la justicia», dijo Moyo. «Tan pronto como hayamos cumplido nuestra misión, esperamos que la situación vuelva a la normalidad», declaró el general del ejército, quien pidió calma a los líderes políticos.

Según Reuters, tras este anuncio tres explosiones sacudieron el centro de la capital y se escucharon numerosos disparos en las inmediaciones de la casa del presidente.

Los primeros detenidos

Las primeras detenciones no tardaron en llegar. El Gobierno confirmó el arresto de varios ministros del gabinete de Mugabe, entre ellos, el de Economía, Ignatius Chombo (miembro destacado de la llamada facción «G40» liderado por la esposa de Mugabe) y el ministro del gobierno local, Savior Kasukuwere. A estas detenciones se suma la del sobrino del presidente, Patrick Zhuwayo.

Los medios locales apuntan a que el ex vicepresidente Mnangagwa habría volado desde Sudáfrica a una base militar de Zimbabue para ser investido presidente interino y tomar el mando. Apodado «El cocodrilo», Mnangagwa huyó a Sudáfrica tras recibir amenazas después de una destitución que puso fin a 40 años al servicio de Mugabe. Mnangagwa era el principal candidato a suceder a Mugabe, de quien fue un fiel aliado desde que lucharan por la independencia del país. Las reacciones de la comunidad internacional y de los partidos de la oposición van en la misma línea: defender el gobierno civil y garantizar la paz. El Movimiento para el Cambio Democrático (MCD), principal partido de la oposición, pidió un viraje pacífico a la democracia constitucional, y agregó que espera que la intervención militar conduzca al « establecimiento de un estado estable, democrático y progresista ». Asimismo, el presidente de Zambia, Edgar Lungu, pidió al general Chiwenga que se respete la constitución de Zimbabue. Su homólogo sudafricano reclamó tanto al Gobierno como a las Fuerzas Armadas que «resuelvan el "mpasse" político de forma amistosa».

Por su parte, los veteranos de guerra han elogiado la actuación del Ejército por llevar a cabo «una corrección incruenta del gran abuso de poder». Según estos, los militares devolverán a Zimbabue a una « democracia genuina » y la convertirán en una «nación modelo moderna", según dijo Chris Mutsvangwa, presidente de la asociación de veteranos de guerra, a Associated Press.

Esta crisis política coincide con el declive económico del país, motivado, según los expertos, por la desastrosa gestión de Mugabe quien habría destruido uno de los estados más prometedores de África.

¿Dónde está Grace?

A primera hora de la tarde del miércoles saltaba la noticia de que Grace Mugabe había huido a Namibia después de que su marido hubiera estado negociando con los militares su salida del país. Una información que dio Sky News. Sin embargo desde el país vecino se niega dicha información. El ministro de Relaciones Internacionales, Netumbo Nandi-Ndaitwah, negó, según la prensa local, los rumores que sitúan a la primera dama en Namibia. De no ser así, Grace se encontraría con su esposo en la residencia «Blue Roof » de Harare.

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