Mugabe cumple 92 años sin debates sobre su sucesión

El mandatario zimbabuense amenaza a los miembros de su partido que aviven cualquier discusión sobre el futuro del país

- CORRESPONSAL EN ACCRA Actualizado: Guardar
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El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, cumple este domingo 92 años sin ánimo de abandonar el poder. Durante un discurso televisado en la noche del viernes, el mandatario amenazó con castigar a los miembros de su partido que aviven el debate sobre su sucesión. De igual modo, aseguró estar preocupado por las «peleas de perros» en las filas del gobernante ZANU-PF.

«Todos estamos siendo maltratados: el Presidente, su esposa... de una manera que es muy vergonzosa. Es una pena», destacó Mugabe, flanqueado por sus dos vicepresidentes, Emmerson Mnangagwa y Phelekezela Mphoko.

El líder zimbauense ya ha mostrado su predisposición a presentarse como candidato a los comicios de 2018. Por entonces, Mugabe contará con 94 primaveras. Una nueva oportunidad para tirar de chequera.

Porque en los últimos tiempos, el cumpleaños de Mugabe se ha convertido en uno de los acontecimientos «festivos» por excelencia al sur del continente. Ya el pasado año, durante los fastos de su aniversario (que se suelen celebrar una semana después, al cierre del mes de febrero), ofreció un banquete propio de tan dilatada dictadura. Según aseguraba entonces un terrateniente local, Tendai Muasa, citado por el diario Chronicle, los 20.000 invitados pudieron degustar dos búfalos, dos elefantes o un león, entre otros; en un menú cárnico de coste aproximado de 120.000 dólares.

Represión y sin tierras

En el poder desde 1980, Mugabe ha gobernado con mano de hierro Zimbabue bajo el disfraz de héroe de la independencia colonial y líder panafricano. Sus claras agresiones contra los derechos humanos, como el «Gukurahundi», la campaña de terror que en los años 80 aniquiló entre 20.000 y 30.000 miembros opositores, así lo demuestran.

Y sus «éxitos» continúan. Para muestra, su política para generar apátridas. En 2002, el mandatario anunciaba una reforma agraria acelerada con el objetivo de provocar la adquisición forzosa de las explotaciones de la minoría blanca. De forma paralela, introdujo una enmienda a la Ley de Ciudadanía, por lo que las personas con doble nacionalidad (caso de los antiguos colonizadores) perdían automáticamente sus derechos naturales. La medida, eso sí, no solo afectó a los granjeros blancos (cerca de 300.000).

En aquel momento, la mayor parte de los trabajadores agrícolas eran inmigrantes de segunda o tercera generación cuyos ancestros se habían trasladado a Zimbabue (o a la antigua Rhodesia antes de la independencia en 1980) procedentes de Malawi, Zambia o Mozambique. Y pese a sus más de dos décadas en el territorio, todos ellos perdieron su puesto de trabajo y viviendas.

Últimas polémicas

Recientemente, Johannes Tomana, fiscal jefe de Zimbabue, era acusado de «obstrucción a la justicia» tras haber desestimado la causa contra dos personas acusadas de planear un atentado contra una propiedad de la familia Mugabe.

El caso se remonta al juicio abierto contra cuatro opositores -Salomon Makube, Silas Pfupa, Owen Kuchata y Borman Ngwenya- por posesión de «armas» para hacer «cócteles molotov» que, presuntamente, serían utilizados para atacar la lechería Alpha Omega Dairy, a una treintena de kilómetros de la capital, Harare.

Entonces, el fiscal decidió exculpar a los dos primeros para que actuaran como testigos contra Kuchata, líder de una semi desconocida organización opositora, y Ngwenya, un cabo del Ejército.

Algo que no parece haber sentado demasiado bien en el coto privado de los Mugabe. Tras su detención, el fiscal jefe de Zimbabue se enfrenta ahora a los cargos de obstrucción a la justicia y abuso de poder.

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