Michael Flynn, cuando todavía era consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca
Michael Flynn, cuando todavía era consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca - REUTERS

El Senado rechaza dar la inmunidad a Flynn a cambio de su testimonio sobre Rusia

El ex asesor de seguridad nacional de Trump, que podría ser una pieza central de las investigaciones sobre las injerencias rusas, pide la protección para declarar ante el Congreso

Nueva York Actualizado: Guardar
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Las investigaciones sobre las interferencias del Gobierno de Rusia en las elecciones presidenciales de EE.UU. están tomando temperatura y el último en avivar la llama ha sido el general Michael Flynn, el que fuera asesor de seguridad nacional de Donald Trump por unas semanas.

Flynn ha ofrecido ser interrogado por los comités del Senado y de la Cámara de Representantes de EE.UU. que investigan las interferencias de Moscú a cambio de obtener la inmunidad ante una posible imputación por parte de la Justicia.

La propuesta la desveló el jueves por la noche ‘The Wall Street Journal’ y el abogado de Flynn no tardó en salir a la palestra y reconocerlo. “El general Flynn tiene un relato que contar, y sin duda desea hacerlo, si las circunstancias lo permiten”, dijo de su representado Robert Kelner, en referencia a la protección que obtendría sobre su testimonio.

Sin embargo, la comisión de Inteligencia del Senado habría rechazado la petición del exasesor de seguridad nacional. Una fuente parlamentaria citada por NBC News han asegurado que la petición es «muy preliminar» y que la inmunidad, de momento, «no está sobre la mesa». Una segunda fuente ha reconocido que la Comisión «no está receptiva» a la inesperada petición del antiguo asesor.

El pasado 13 de febrero, Flynn fue forzado a dimitir de su cargo de asesor de seguridad nacional -una responsabilidad clave dentro de la Casa Blanca- después de un escándalo relacionado con sus contactos con Rusia. La mano derecha del presidente en materia de seguridad estableció contactos con el embajador de Moscú en Washington, Sergey Kislyak, en diciembre cuando todavía Trump no había jurado su cargo. Uno de los temas de las conversaciones eran las sanciones que Barack Obama acababa de imponer a Rusia después de que la comunidad de inteligencia constatara que había tratado de influir en las urnas. El contenido de esa conversación era cuestionable, pero además engañó al vicepresidente, Mike Pence, y a otros altos cargos de la Casa Blanca negando que hubiera hablado sobre sanciones.

Flynn fue uno de los principales lugartenientes de Trump durante la campaña electoral, en la que endureció el discurso anti-islámico del entonces candidato y captó mucha atención mediática por sus repetidos ataques a su contrincante, Hillary Clinton, por su escándalo en el uso de un servidor privado de emails durante su etapa como secretaria de Estado. También fue un firme defensor de un cambio de relaciones con Rusia, con quien Flynn considera que EE.UU. comparte muchos objetivos, una idea que también impregnó el discurso de Trump. Flynn llegó a sentarse junto al presidente ruso, Vladimir Putin, en una gala celebrada en Moscú en diciembre de 2015.

Para el abogado de Flynn, su cliente es objeto de “alegaciones infundadas, acusaciones de traición intolerables e insinuaciones mezquinas”, en relación a las investigaciones sobre Rusia. “Ninguna persona razonable que cuente con asesoramiento legal se sometería a un interrogatorio en un ambiente altamente politizado y de caza de brujas sin garantías de que sea utilizado para su persecución criminal”, añadió.

La inmunidad que solicita Flynn le permitiría que cualquier declaración que hiciera ante los comités investigadores del Congreso no pudiera ser utilizada en su contra en una futura causa criminal. Ambos comités, al igual que una investigación del FBI, tratan de averiguar cuál fue el papel de Rusia en las elecciones y si miembros de la campaña de Trump se conchabaron con Moscú para interferir en el proceso electoral.

Es habitual que las personas investigadas por el Congreso soliciten esa inmunidad, que los legisladores normalmente solo conceden después de consultarlo con el Departamento de Justicia. En el caso de Flynn, parece improbable que se acepte su ofrecimiento en este momento de las investigaciones, cuando todavía los legisladores no han entrado en el fondo del asunto.

Muchas veces, esa inmunidad se concede para llegar a información que permita inculpar a un ‘pez más gordo’. En el caso de Flynn, es difícil hallar uno más allá de su jefe directo, el propio Trump.

Este viernes, el presidente animaba a Flynn a pedir la inmunidad y repetía la acusación de “caza de brujas por parte de los medios y de los demócratas”. En el pasado, su opinión sobre las peticiones de inmunidad era muy distinta. Cuando la solicitaron miembros del equipo de Clinton en medio de las investigaciones sobre el servidor de email, Trump no lo dudó: “La razón por la que piden inmunidad es porque hicieron algo mal”.

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