El médico personal de Trump asegura que el presidente le dictó una carta en 2016 sobre su «excelente» salud

Bornstein ha afirmado que dijo lo que «no podía poner» y que la caracterización de «más saludable» era «humor negro»

EFE
Rosalía Sánchez

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Las afirmaciones parecían escritas por el médico de Superman: «Su fortaleza física y su resistencia son extraordinarias. Puedo asegurar, inequívocamente, que el señor Trump, si es elegido, será el candidato a presidente más sano de la historia». La carta que suscribió entonces Harold Borstein , doctor de cabecera del magnate durante más de treinta años, no iba acompañada de análisis clínico alguno. Lo que se desconocía entonces es que ese rocambolesco quiebro a la verdad científica no iba a ser sino una de las muchos tretas que mostrarían a un controvertido personaje que, pese a todo, terminaría desembarcando en la Casa Blanca. Corría el otoño de 2015. Los 17 candidatos conservadores ya estaban en la parrilla de salida. Pero sólo uno acaparaba las televisiones las 24 horas. Con el viento a favor, Donald Trump empezaba a labrar ante un creciente núcleo de fieles seguidores su leyenda de tipo duro y hombre indestructible.

Dos años y medio después, el doctor Borstein se ha lanzado a los medios a confesar su culpa. El polémico galeno, que en la sesentena presume de haber mantenido firme el cabello de Trump con el mismo crecepelo (Propecia) que ha salvado el suyo, cuenta cómo el entonces aspirante a triunfar en política le dictó el texto que tenía que firmar al pie de la letra . En un relato que ya no sorprende, dada la demostrada poca afición de Trump a conciliar el sueño, asegura: «Apareció en mi casa a las cuatro de la mañana y me dijo lo que tenía que hacer». El ascendente de Trump sobre el doctor era notable, teniendo en cuenta que también su padre, Jacob Borstein , había ejercido como su médico de cabecera hasta su fallecimiento en 2010.

La extravagante historia se reactivó en febrero de 2017, cuando tres personas irrumpieron en la consulta de Borstein y se llevaron el historial médico de Trump. El magnate había tomado posesión del Despacho Oval el mes anterior, y no era cuestión de mantener toda esa información en manos ajenas. Y menos después de que unos días antes, Borstein contara orgulloso a la cadena de televisión NBC su milagrosa labor con la cabellera de Trump. Según explica ahora el doctor, días después irrumpieron en su consulta, un guardaespaldas del presidente, Keith Schiller , junto con un abogado de la Trump Organization, Alan Garten , y una tercera persona que no supo reconocer. Los tres exigieron y se llevaron en mano todo el historial médico de Trump. «Me sentí violado, atemorizado y triste» , confiesa un doctor que ya había perdido contacto con su paciente mucho tiempo antes.

El doctor Borstein se lo habría callado todo si no hubiera caído en desgracia el médico de la Casa Blanca, Ronny Jackson, acusado de excesos con el alcohol y las recetas de ansiolíticos. «Fue una celebración para mí», reconoce, sabedor de que fue él quien ordenó el rescate del historial de Trump, como ha reconocido la Casa Blanca. Aunque en su versión oficial niega que fuera una «redada», como denuncia Borstein.

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