Macron, a unos pensionistas: «Todo iría mejor si no nos quejáramos tanto»

Es la séptima «ocurrencia» polémica de Macron en cuatro meses, con un resultado catastrófico en las encuestas de opinión, instalado en el podio de un presidente «altivo» y «soberbio»

AFP

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Nueva «ocurrencia» polémica de Emmanuel Macron . A un grupo de pensionistas que le reprochaban estar perdiendo poder adquisitivo, el presidente de la República les ha respondido: «El país iría mejor se dejáramos de quejarnos».

Es la séptima «ocurrencia» polémica de Macron en cuatro meses, con un resultado catastrófico en las encuestas de opinión, instalado en el podio de un presidente «altivo» y «soberbio».

Cumpliendo una «peregrinación» tradicional, el presidente se desplazó este jueves a Colombey-les-Deux-Églises (Haute Marne), donde se encuentra la antigua residencia personal del general Charles de Gaulle, para celebrar el sexagésimo aniversario de la V República.

Tras la visita oficial, Macron decidió dar un paseo por el pueblo. Oportunidad que aprovecharon varios grupos de pensionistas para aproximarse al presidente y reprocharle a voz en grito que estaban perdiendo poder adquisitivo. Desde hace meses se suceden en toda Francia las manifestaciones de protesta de los pensionistas, que se consideran víctimas de recortes y subidas de impuestos.

En Colombey-les-Deux-Églises (un pueblo de 750 habitantes), se trataba de una manifestación sencilla y modesta. Pensionistas de un pequeño pueblo que aprovechan la presencia del presidente para dejar constancia de su descontento.

Como ha ocurrido en otras ocasiones, Macron decidió responder personalmente a los pensionistas, en estos términos: «Todo iría mejor si dejáramos de quejaros. Hace unos momentos, estuve en la casa del general de Gaulle. Uno de sus nietos me dijo… “con mi abuelo podía discutirse de todo; pero no aceptaba las quejas”… pues eso».

Otros episodios

Cariacontecidos, los pensionistas que se habían atrevido a protestar ante Macron fueron «dispersados» amablemente y sin problemas por el servicio de seguridad. La breve secuencia se transformó rápidamente en un acontecimiento viral en las redes sociales.

Es la séptima «ocurrencia» callejera del presidente Macron, desde hace seis meses.

El 13 de junio pasado, Macron provocó una primera «tormenta» cuando habló de la «pasta gansa» que cuestan los servicios sociales.

Cinco días más tarde, el presidente echó una bronca pública a un jovenzuelo que se atrevió a decirle: «¿Todo bien, Manu?». «Manu» es la manera cariñosa con la que sus íntimos tratan al presidente.

El 22 de junio, los Macron, presidente y esposa, causaron sensación fotografiándose, en el Elíseo, con un hercúleo grupo de cantantes negros, especialistas de la música electro.

El 29 de agosto, el presidente comentó irónicamente el comportamiento del «galo refractario a los cambios».

El 16 de septiembre, Macron respondió a un obrero que se quejaba de no encontrar trabajo: «Vamos… cruzo la calle y le encuentro un empleo ».

La semana pasada, el presidente causó sensación con un selfie con dos franceses negros en la Isla de San Martín, en las Antillas francesas.

Se trata de incidencias y ocurrencias menores que amenazan en convertirse en una «imagen de marca» de un presidente que no duda en exponerse, en la calle, para responder a bote pronto, con unos resultados siempre polémicos, que no parecen contribuir a mejorar su mala imagen en los sondeos de opinión.

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