Macri limita la compra de dólares en Argentina para frenar la crisis económica
Firma un decreto que restringe la compra de dólares a 10.000 unidades por persona física y mes hasta el 31 de diciembre
No hubo avalancha de gente en los bancos, aunque se registraron colas en la «city porteña». Los argentinos sufren la última sacudida financiera, pero su olfato, experto en ruinas cíclicas, de momento, les dice que no es el momento de entrar en pánico . Dicho de otro modo, por ahora creen en las palabras del ministro de Economía, Hernán Lacunza, cuando garantiza: «No hay riesgo de corralito» . Los mercados también le creyeron y lo demostraron con un repunte –en torno a los cinco puntos– en la bolsa y una leve bajada del dólar (alrededor de 59 pesos por unidad).
Los bolsillos maltrechos de los ciudadanos entendieron que poco cambia para ellos con el control de cambios aplicado, mediante Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), el domingo. Las limitaciones, en realidad, a quien afectan mayoritariamente es a empresas, bancos y fondos de inversión. Estos son los que no pueden repatriar dividendos o atesorar dólares sin pasar por el filtro del Banco Central, pero no ellos.
Los argentinos que puedan y quieran comprar divisas a granel –son muy, muy pocos–, únicamente sentirán los efectos del DNU si quieren adquirir más de 10.000 dólares. Ese es el límite de compra impuesto desde ayer. «¿Quién tiene 600.000 pesos para comprar 10.000 dólares?», se preguntaba irónica una periodista de radio y televisión.
Sin trabas al retirar dinero
Pero una cosa es comprar y otra diferente disponer de los que ya tienes. Para los que conservan sus ahorros en «billetes verdes» no hubo, a diferencia de 2001 con «el corralito», ni hay, ningún impedimento para retirarlos, parcial o totalmente. Lo podían hacer ayer y cuando se les antoje. Como prueba de que sus fondos no están en riesgo , el Gobierno autorizó a las entidades bancarias a prolongar el horario de apertura hasta las cinco de la tarde (10 de la noche en España) durante toda la semana.
Entre tanto, contra reloj, los bancos adaptaron la nueva normativa a sus portales en internet y por la mañana no eran pocas las páginas que estaban caídas o se desplomaban en operaciones «online».
Las medidas tampoco ponen límite de gasto ni gravan (como en época de Cristina Kirchner) en el exterior a los particulares que utilicen la tarjeta de crédito, pero obliga a los exportadores a liquidar las divisas adquiridas en cinco días o en varias semanas, desde el embarque de la mercancía.
A lo largo de este año los exportadores cerraron operaciones por 36.000 millones de dólares, pero liquidaron 27.000 millones. Ahora, para alegría del Banco Central, no tienen más remedio que incorporar esas divisas al circuito local. Las empresas tienen una excepción a las prohibiciones, el pago de deudas contraídas en el exterior y las importaciones.
Tras el batacazo de las primarias con la victoria del kirchnerista Frente de Todos, de Alberto y Cristina Fernández , la economía argentina terminó de irse por el desagüe de la desconfianza y el miedo a un regreso, más que posible, al poder de la viuda de Néstor Kirchner y de su elegido para heredar los atributos presidenciales que ella le negó a Mauricio Macri al evitar la ceremonia oficial de entrega del testigo.
En ese contexto, el presidente de Argentina, muy a su pesar, se vio forzado el domingo a recurrir a una práctica que fue seña de identidad del kirchnerismo y que se bautizó como «el cepo» al dólar. La diferencia con el de la época de Cristina Fernández, es que los ciudadanos entonces, sólo estaban autorizados a comprar 2.000 dólares y debían atravesar tal cantidad de obstáculos para lograrlo que con frecuencia hacían imposible realizar la operación.
«No son medidas para un país normal», reconocía el ministro Lacunza. Pero Argentina, normal, lo que se dice normal, no fue nunca. Dicho esto, la prueba de fuego del lunes que podía ser negro para Mauricio Macri, fue un alivio. Mañana será otro día.
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