Londres destinará 26.000 millones de libras para paliar un Brexit duro

Según un informe, se reducirá el crecimento económico británico al 1,2% en 2019

Iván Alonso

Esta votación coincidió en el tiempo con la revisión, por parte del ministro de Economía británico, de la evolución de la economía británica. La llamada Declaración de Primavera es, tras la presentación de los Presupuestos Generales del Estado (octubre), la intervención más notoria del responsable del Tesoro. El proeuropeo Philip Hammond , uno de los principales apoyos de May y de un B rexit suave en el gabinete, no trajo buenas noticias a la Cámara de los Comunes y rebajó del 1,6 a un 1,2 % su previsión de crecimiento económico en 2019. Todo debido, aseguró, al impacto de un Brexit que nadie sabe como acabará.

Hammond hizo campaña, horas antes del escrutinio, para rechazar una salida abrupta de la UE y advirtió que dejar la UE sin acuerdo significaría una «una perturbación significativa a corto y medio plazo, un mayor desempleo, salarios más bajos y precios más altos en los comercios». Pero lo más importante llegó al mencionar el dinero que reserva para el presupuesto de los próximos tres años : 26.000 millones de libras que irán a un lado u otro dependiendo si Reino Unido sale sin acuerdo . Básicamente lo que vino a decir Hammond es que, si el país abandona abruptamente la UE deberán ir a mitigar el impacto de este escenario y en cambio si hay una salida ordenada, este dinero podría ir destinado a otros menesteres como, por ejemplo, servicios públicos.

El informe gubernamental conocido hace unos meses apuntaba en esta dirección si finalmente el país sale por las bravas del club comunitario. Esta opción reduciría el producto interior bruto del Reino Unido un 9,3% en 15 años. Además, el ministro aseguró que la economía británica crecerá un 1,4 % en 2020, lo mismo que se pronosticó el pasado noviembre, y un 1,6 % en los tres años siguientes.

Todo unas horas después de que el Ejecutivo aportase más datos sobre las medidas arancelarias que impondría en los meses posteriores al 29 de marzo si saliese sin acuerdo de la UE. El 87% de las importaciones no tendría aranceles, pero con un recargo en el volumen de este tipo de impuestos en la importación de vehículos o de productos alimentarios. Una medida que no gustó nada a la patronal que la consideró « un mazazo a la economía », ya que las empresas «no tendrían tiempo de prepararse» para el mayor cambio comercial desde el siglo XIX, según Carolyn Fairbairn, la directora general de la organización CBI.

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