Don Juan Carlos junto al presidente de la Comisión Europea (izda) y el presidente del Parlamento Europeo (centro), este sábado en Estrasburgo
Don Juan Carlos junto al presidente de la Comisión Europea (izda) y el presidente del Parlamento Europeo (centro), este sábado en Estrasburgo - AFP

Líderes de todo el mundo honran a Kohl, unificador de Alemania y Europa

Don Juan Carlos y Doña Sofía, y los expresidentes José María Aznar y Felipe González acudieron al funeral de Estado en la Eurocámara

Corresponsal en Bruselas Actualizado: Guardar
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Por primera vez en su historia, la Unión Europea ha celebrado un funeral de la mayor solemnidad en el hemiciclo del Parlamento Europeo de Estrasburgo, para rendir homenaje a Helmut Kohl, definido como gran personalidad y hombre de Estado alemán y europeo. Una veintena de jefes de Estado y de Gobierno y muchos dirigentes políticos que lo conocieron en su época de canciller asistieron a esta ceremonia inédita en memoria del timonel de la unificación de Alemania y de los cimientos de la actual Europa.

El féretro con los restos mortales de Kohl, fallecido el pasado 16 de junio a los 87 años, había sido colocado en el centro del imponente hemiciclo del Parlamento, trasladado a hombros de un pelotón de ocho soldados alemanes y escoltado por los generales del Estado Mayor del Eurocuerpo.

El ataúd estaba cubierto por una imponente bandera europea y a sus pies tres coronas de flores, una con los colores de Alemania, otra con los de la UE y una tercera, roja, con una dedicatoria de su viuda.

Los tres presidentes de las instituciones europeas, el del Parlamento Antonio Tajani, el de la Comisión, Jean-Claude Juncker (el único de los asistentes aún en activo que ya era primer ministro de su país cuando Kohl estaba en la cancillería alemana) y el del Consejo, Donald Tusk, encabezaron una ceremonia sencilla pero muy emotiva, en la que se glosó la figura de este hombre físicamente enorme, cuya gestión -como dijo su sucesora, Angela Merkel- cambió la vida de millones de personas. La suya, por supuesto, porque la ahora canciller alemana era una súbdita del régimen comunista de la antigua RDA, y antes de la caída del Muro de Berlín no hubiera podido ni soñar en ser quién es hoy.

Los discursos, algunos de ellos pronunciados al borde de las lágrimas, de los que compartieron con él los grandes momentos de su gestión, como Felipe González, José María Aznar o el norteamericano Bill Clinton, se refirieron sobre todo a su papel no solo en la reunificación alemana, sino sobre todo a su gran visión de «una Alemania europea y no una Europa alemana» basada en la reconciliación con Francia. La imagen del canciller Kohl y el presidente francés, François Mitterrand, de la mano en Verdun el 23 de septiembre de 1984 representa el cimiento de la estabilidad en Europa, que vive ahora gracias a ello el periodo más largo de paz de su historia.

Intervenciones

Las intervenciones estuvieron a cargo de los tres presidentes de la UE; de Felipe González, en nombre de los dirigentes europeos que se sentaron con él en el Consejo Europeo; de Bill Clinton como representante de EE.UU.; y en nombre de Rusia (sucesora de la URSS que mantuvo ocupada una parte de Alemania hasta la caída del Muro) lo hizo el actual primer ministro Dimitri Mevdevev. Naturalmente habló también el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron. Y en el cierre, intervino Angela Merkel, su heredera política, quien dijo de él que, aunque durante su gestión «proporcionó años de prosperidad para los alemanes, nunca perdió de vista que hay cosas que son mas grandes que Alemania».

Los que lo conocieron personalmente lo describieron como una persona afable, gran comilón y amigo leal «algo muy raro en política» como dijo el expresidente del Gobierno español, que recordó su papel decisivo en la creación del euro como símbolo de la unión, a pesar de que sabía que la desaparición del marco alemán podía costarle unas elecciones. Juncker, a quien Kohl solía llamar «Junior» en las reuniones del Consejo, se emocionó al pronunciar sus palabras: «Despedimos a un gran hombre de estado alemán, a un patriota europeo, y yo a un gran amigo». El presidente de la Comisión recordó que en los 16 años en los que rigió Alemania, Kohl demostró ser capaz de «mirar hacia el porvenir». El representante ruso dijo de él que «hizo posible que su país y el mío tuviesen las mejores relaciones de su historia».

Exaltación europea

Nunca antes la UE como tal había diseñado un funeral de estas características en sus más de sesenta años de historia y el de ayer fue una ocasión histórica de exaltación de la figura de uno de los tres «Ciudadanos de honor de Europa» que han recibido este título. Los otros dos son Jean Monet, fallecido en 1979, y el expresidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, que tiene 91 años.

El ceremonial se transformó en un acto de gran exaltación europeísta, algo que sin duda debió hacer reflexionar a la primera ministra británica, Theresa May, que estaba prácticamente sola, en una fila bastante alejada del centro y flanqueada por un puesto vacío. Y para colmo de simbolismos, el único que habló en inglés fue Clinton. Los demás lo hicieron en alemán o en su propia lengua. En otras circunstancias el inglés habría sido una especie de «lingua franca» para simplificar las cosas, pero ayer quedó relegado de forma notoria a un papel marginal y ajeno. El Brexit no estaba probablemente en los sueños de Helmut Kohl.

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