Leopoldo López, tras los barrotes de Ramo Verde
Leopoldo López, tras los barrotes de Ramo Verde - EFE
«Preso pero Libre», de Leopoldo López

«El libro de Leopoldo está prohibido, pero se lo haré llegar a Maduro»

El padre y la hermana del opositor comentan las notas, escritas en la prisión de Ramo Verde y recogidas en «Preso pero libre», que se presenta este martes en la Comunidad de Madrid

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La primera noche de Leopoldo López en la prisión militar de Ramo Verde fue larga y cargada de incertidumbre. «No tenía nada en la celda, solo una sábana vieja y un colchón desgastado», escribe el líder opositor. Se han cumplido ya dos años, en los que ha sido sometido a un férreo aislamiento con tan solo una hora diaria para salir al patio y ver el sol caribeño. Lo cuenta en unas notas desde la cárcel, recogidas en su libro «Preso pero libre» (Ed. Península), para retratar el apocalipsis de un régimen que le ha hecho mártir. Su sola presencia entre rejas, condenado a casi 14 años, es un martillo pilón que destroza más la credibilidad exterior del chavismo.

Preso de conciencia tras un «juicio sin pruebas fehacientes que respaldaran las acusaciones» -así lo denuncia el informe de Amnistía Internacional-, López denuncia las entrañas podridas del sistema.

Como una de sus peores torturas, fue aislado por «razones de seguridad para no ser víctima de la violencia de los presos», según el régimen. Ha vivido la inmundicia de un sistema penitenciario marcado por el hacinamiento, la violencia y la corrupción. «Pero no solo está aislado: es constantemente vigilado por cámaras, incluso cuando lo visitamos», cuenta a ABC su hermana Diana, que lo vio hace poco. Asimismo su padre, Leopoldo, tuvo que abandonar Venezuela hace 9 meses por una orden de captura.

El preso político venezolano aprendió a dibujar como terapia para para matar el tiempo y mantenerse en forma en la soledad y aislamiento de su celda
El preso político venezolano aprendió a dibujar como terapia para para matar el tiempo y mantenerse en forma en la soledad y aislamiento de su celda

Los guardias le vigilan las notas y le quitan los libros. Pero aprovechó los papeleos durante su juicio para hacerle llegar sus escritos a la familia. «Aprendí mucho sobre la realidad de los jóvenes presos en nuestras cárceles. Jóvenes vinculados con hechos violentos y con una idea propia de ser malandros (delincuentes). De ellos aprendí también la lírica de la cárcel y sus códigos para comunicarse. Huevo es «yensi», leche es «vaquita» y así un diccionario de palabras que conforman la gramática de los presos», escribe al contar que la mayoría con los que ha tenido contacto y de los que le «protege el régimen» fueron condenados por homicidio de casos no resueltos aún. El líder opositor estuvo año y medio en prisión preventiva, como lo están seis de cada diez presos en Venezuela, según el Observatorio Venezolano de Prisiones. El país cuenta «con las prisiones más violentas de la región». «El tráfico de armas apunta a la responsabilidad de militares que trafican impunemente con las armas de la República. No hay manera de justificar cómo las bandas de delincuentes, dentro y fuera de los penales, cuentan con fusiles FAL y AK-103, denuncia López.

Pese a su aislamiento y a la crítica situación que lo llevó su huelga de hambre, López conoce bien los cambios que vive su país. «Ganamos, Leopoldo, ganamos», le gritaron desde la calle en el barrio de Ramo Verde entre sones de victoria tras las legislativas del 6 de diciembre, que pueden devolverle su libertad. «Preso pero libre» no será comercializado en Venezuela por «razones políticas», según la editorial. Aun así, su padre lo tiene claro: «Pienso mandarle el libro a Maduro con una nota personal», afirma a ABC.

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«Preso pero libre» se presenta este martes a las 18 horas en la Comunidad de Madrid.

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