Kissinger, 95 años sin quitarse el traje diplomático

El legendario secretario de Estado de EE.UU. celebra un cumpleaños íntimo en Nueva York, con presencia española: el diplomático y empresario José Lladó

Lladó, exembajador de España en EE.UU., junto a Henry Kissinger
Javier Ansorena

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Henry Kissinger se puso su traje de batalla -el esmoquin- e instruyó al chófer que pusiera rumbo al Colony Club de Nueva York , el club femenino más prestigioso de la ciudad, donde los hombres solo pueden entrar como invitados. Era el martes por la noche, y allí le esperaban un centenar de personas para celebrar su 95 cumpleaños.

La espléndida sala de fiestas de esta institución en Park Avenue ya había sido el escenario de otro cumpleaños de Kissinger, en 1973, cuando alcanzó los 50 años. Kissinger era entonces el hombre más poderoso de la diplomacia internacional y ese año recibiría el Nobel de la Paz, uno de los más controvertidos que se recuerdan. Como asesor de seguridad nacional del presidente Richard Nixon, lideró las negociaciones de los Acuerdos de París que pusieron fin a la guerra de Vietnam . Después fue secretario de Estado de Nixon, cargo que conservó con Gerald Ford, en una época agitada en la que la ‘realpolitik’ de Kissinger dejó huella en la relajación de la tensión con la Unión Soviética, la apertura de relaciones con China y en actuaciones controvertidas como su apoyo a las dictaduras militares en Chile y Argentina.

Cuarenta y cinco años después y camino de cumplir un siglo en vida, el legendario diplomático no ha perdido relevancia en el concierto internacional. Después de la cena, de infinidad de saludos, discursos y brindis de su cumpleaños, cualquier persona de su edad se retiraría a descansar . Él se montó en un avión y puso rumbo a Washington. A la mañana siguiente, Kissinger era una de las personas que quería ver Liu He, el enviado del presidente de China, Xi Jinping, a la capital de EE.UU. para continuar las delicadas negociaciones comerciales con la Administración Trump.

Aunque no ostenta ningún cargo público desde 1976, cuando Jimmy Carter se hizo con la presidencia de EE.UU., Kissinger ha mantenido su poder e influencia en las esferas políticas y diplomáticas y todos los presidentes, con independencia de su color político, le han escuchado. En el último año ha sido muy cercano a la Administración Trump: el polémico día que el presidente de EE.UU. despidió al director del FBI, James Comey, y recibió al embajador y al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Kissinger también estaba en la Casa Blanca.

En su cumpleaños de esta semana, sin embargo, solo había sitio para familiares y amigos íntimos. Entre ellos estaba el diplomático y empresario español José Lladó, presidente de Técnicas Reunidas, que se sentó en la misma mesa de Kissinger. «Fue una celebración muy entrañable», asegura a ABC Lladó, que entabló amistad con el homenajeado en 1979 , cuando llegó a Washington como embajador del Gobierno de Adolfo Suárez. Lladó recuerda cómo Kissinger visitaba al rey Juan Carlos I con frecuencia y que hoy sigue «totalmente al tanto» de la actualidad española. «Se conserva estupendamente», asegura de su amigo. Sus contactos, reuniones y trabajos lo confirman: este mismo mes, Kissinger firma un amplio artículo en la prestigiosa revista «The Atlantic» sobre la inteligencia artificial y sus desafíos.

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