Los primeros datos apuntan a un éxito de participación en las primarias

La derecha francesa se enfrenta hoy por vez primera a unas elecciones primarias

CORRESPONSAL EN BERLÍN Actualizado: Guardar
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Por vez primera en la historia política de Francia, el centro derecha elegirá hoy a su candidato a la elección presidencial a través de unas elecciones primarias, que enfrentan a Nicolas Sarkozy, Alain Juppé y François Fillon: tres personalidades conservadoras con programas muy parecidos pero personalidades muy diferentes.

Por el momento las estimaciones de voto apuntan a una fuerte participación en la primera vuelta, un dato muy por encima del registrado hace cinco años en las primarias organizadas por los socialistas. La predicción del instituto demoscópico Elabe, difundida por el canal informativo "BFMTV", sitúa la cifra en entre 3,9 y 4,3 millones de votantes, es decir, en torno al 10 % del total del cuerpo electoral en Francia.

A las 17:00 hora local (16:00 GMT) de hoy ya habían votado más de 2,5 millones de personas en los más de 10.000 puntos de voto dispuestos, aunque ese dato corresponde únicamente al 70 % de los colegios que habían facilitado la información.

Presidente de la República entre 2007 y 2012, líder de la derecha francesa durante la última década, Nicolas Sarkozy aspira a volver a representar a su partido, Los Republicanos (LR), en las presidenciales del 23 de abril y el 7 de mayo de 2017.

La derecha sin complejos

Hoy como ayer, Sarkozy dice encarnar la «derecha sin complejos». Su programa de campaña es el mismo de 2012: «Una Francia fuerte». Tras enterrar el antiguo partido de la derecha, la Unión por un Movimiento Popular (2002-2015), Sarkozy fundó Los Republicanos con el objetivo de convertirlo en su arma de guerra política personal para la reconquista de la presidencia de la República.

LR se ha consolidado como nuevo partido conservador, pero Sarkozy no es el favorito entre los posibles líderes de la derecha. Aunque confía en ganar la inédita batalla de las primarias, desmintiendo unos sondeos que le son relativamente desfavorables desde hace meses. Para el expresidente pasar a la segunda vuelta sería una primera victoria. Sin embargo, caer eliminado en la primera ronda le supondría una gran humillación.

Alain Juppé, por su parte, es un conservador clásico. Antiguo primer ministro de Jacques Chirac (1995-1997), fue considerado por este como su posible «heredero» durante muchos años. Alcalde de Burdeos, exministro de Asuntos Exteriores, antiguo gestor de la Alcaldía de París y exministro del Presupuesto, Juppé ha sido un actor de primer plano en todas las batallas ganadas o perdidas por las derechas francesas durante los últimos cuarenta años. Encarna una suerte de legitimismo conservador que, con los años, ha adoptado un tono ecuménico, dialogante con las familias centristas y la Francia «diversa».

Juppé propone un proyecto de «identidad feliz» que aspira a conciliar el conservadurismo tradicional, la «diversidad cultural» y el diálogo con el centro político.

Duelo personal

François Fillon fue el primer ministro de Nicolas Sarkozy durante todo su mandato presidencial, entre 2007 y 2012. Esa pasada intimidad entre ambos se ha transformado en un duelo personal a primera sangre política.

Fillon comenzó a crecer en la intención de voto cuando anunció su proyecto de consumar la ruptura contra los inmovilismos de izquierdas y de derechas. Ruptura prometida y nunca consumada por Sarkozy.

Conservador moderado, católico practicante y sin estridencias, a pesar de su tono de voz «sereno», el programa de Fillon en el terreno económico es el más radical, insistiendo una y otra vez en que Francia necesita una ruptura que Sarkozy fue incapaz de realizar.

Los últimos sondeos cotizan a Fillon como probable vencedor de la primera vuelta. Pronóstico que parece anunciar un posible cambio en el liderazgo de las derechas francesas.

Los programas de Sarkozy, Juppé y Fillon son muy parecidos: recortar el gasto público, potenciar la seguridad nacional, reforzar las fronteras de la UE, recortar los tentáculos de la Francia burocrática.

Las diferencias, entre ellos, son de «tono» y «matiz». Nicolas Sarkozy promete una presidencia enérgica, que cansa a muchos electores moderados. Alain Juppé anuncia una presidencia dialogante, que inquieta a los electores más conservadores. François Fillon habla de una presidencia enérgica, sin estridencias.

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