Juan Manuel Santos, durante la entrevista con Bieito Rubido
Juan Manuel Santos, durante la entrevista con Bieito Rubido - C. CARRIÓN

Juan Manuel Santos: «Las cuestiones fundamentales del acuerdo con las FARC ya están resueltas»

Adelantamos un extracto de la entrevista que ABC publica hoy con el presidente colombiano, que asegura que «se va a investigar, a juzgar, y se condenará y sancionará a los máximos responsables de los delitos de lesa humanidad»

BOGOTÁ Actualizado: Guardar
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Colombia vive en una encrucijada histórica. Las negociaciones para terminar con casi medio siglo de guerra entre los demócratas colombianos y los guerrilleros de las FARC van mejor encaminadas que nunca. El presidente José Manuel Santos, que fue un duro enemigo, como ministro de Defensa, de los guerrilleros, está tratando de allanar caminos para alcanzar la paz. El proceso no es fácil. Santos encuentra una enorme oposición entre sus propios correligionarios y votantes. No toda Colombia está a favor de una paz a cualquier precio. Sin embargo, este país puede estrenar una etapa de prosperidad y convivencia pacífica como no era recordada hasta ahora. En España el interés por este proceso crece, mientras se mira con preocupación hacia la deriva venezolana, y se apuesta por la economía de un país joven de enormes posibilidades como es Colombia.

El presidente Juan Manuel Santos nos recibe en su despacho, en la Casa Nariño, sede oficial de la Presidencia de la República. Lo hace con la sonrisa habitual en él y con una paloma de la paz, en forma de pin, colgada de su solapa. Hablamos de su etapa como periodista y de las incomprensiones que acompañan a todo este desarrollo de negociaciones.

–¿Le ha compensado todo el proceso, las incomprensiones, los sinsabores, la censura de una parte de la población?

–Ha sido muy difícil, pero si llegamos al final, alcanzando el objetivo de la paz, todos esos sinsabores se convertirán en una enorme satisfacción. Piense que estamos intentando terminar una guerra de más de 50 años, por tanto, cualquier sacrificio, cualquier sinsabor, están plenamente justificados.

-Aunque parezca redundante, y a tenor del ambiente que detecto entre distintos colombianos, y sabiendo lo que ahora sabemos, ¿se hubiera metido en este lío con las dificultades que está teniendo?

–Créame que apostar por la paz y por el proceso que vivimos fue muy debatido con mi equipo y mis asesores, especialmente los internacionales, que tenían experiencia en procesos semejantes. Ellos me solían decir que iba a ser muy difícil, que iba a ser muy incomprendido y que iba a tener un alto coste personal para mí. Porque hacer la paz es mucho más difícil que hacer la guerra. Yo fui ministro de Defensa y fui el ministro más popular haciendo la guerra, porque en la guerra todo es blanco o negro, el liderazgo en tiempos de guerra es fácil, allá están los enemigos y a este lado estamos los buenos. En cambio, en un proceso de paz el liderazgo cambia radicalmente. Hay que aprender a perdonar, a convertir la sed de venganza en reconciliación. El solo hecho de haberme sentado con las FARC, una organización que la mayoría de los colombianos rechazan, tiene un coste enorme, pero cuando empezamos a hablar de concesiones el coste se multiplica. Todo habrá merecido la pena si de verdad alcanzamos la paz.

-Ya hemos hablado de asesores, y de debates y apoyos, cuénteme cómo ha actuado la Iglesia católica en todo esto.

–La Iglesia desde el principio ha sido una base de apoyo importantísima. Claro que no todos los miembros de la Iglesia están a favor, pero en términos generales la Iglesia ha sido una gran amiga y he encontrado en la mayoría de obispos y párrocos de todos los municipios y provincias del país un tremendo apoyo. Le voy a confesar algo que hasta ahora no había contado; fueron unos sacerdotes quienes me dijeron cuando estaba triste, a punto de tirar la toalla, que hablara con las víctimas, que sus testimonios iban a servir de gran estímulo para seguir adelante. Y así ha sido. Porque las víctimas dicen: «Presidente, siga, porque no queremos que le pase a más gente lo que nos pasó a nosotros».

-¿En qué momento podemos decir que está el proceso de negociación con las FARC?

–Yo diría que estamos en la fase final, en esos detalles de mecánica. Las cuestiones fundamentales están ya resueltas: el tema de la justicia, el respeto por el derecho de las víctimas y estamos en cómo se van a desarmar los guerrilleros, los plazos, dónde se van a concentrar mientras se desarrolla el desarme y cómo va a ser esa transición en la que un grupo guerrillero va a integrarse en la vida legal y civil.

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