Un joven español enseña capitalismo a Corea del Norte

Álvaro Quesada enseña técnicas empresariales con la organización Choson Exchange de Singapur

Álvaro Quesada imparte clases de Empresariales en Corea del Norte ABC
Pablo M. Díez

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Algo se mueve en Corea del Norte . Junto al deshielo con Estados Unidos , se abre camino una incipiente economía de libre mercado que el régimen comunista de Pyongyang no solo tolera, sino que incluso fomenta de forma controlada. Además de permitir el comercio privado en los mercados callejeros («Jangmadang»), las autoridades alientan a los emprendedores que pueden mejorar la economía.

Desde 2010, la organización de Singapur Choson Exchange ha formado a más de 2.000 norcoreanos en talleres empresariales que enseñan métodos y técnicas capitalistas. En el último de ellos, celebrado este mes, ha participado el español Álvaro Quesada . Este madrileño de 33 años, que estudió Comunicación Audiovisual, ha trabajado en radio y televisión y, desde 2014, ha dirigido una agencia española de publicidad y relaciones públicas en Singapur. Como experto en redes sociales y publicidad, impartió una clase de mercadotecnia a seis alumnos que habían creado un sustitutivo de la leche materna para criar cerdos, cuyo proyecto supervisó.

«Seleccionadas por la Academia de Ciencias, en total vinieron cien personas que, además de tener sus trabajos en compañías estatales, han desarrollado sus propios proyectos empresariales. Entre ellos había ingenieros, científicos y expertos en potabilización de aguas, reciclaje y ahorro de energía», explica Quesada a ABC. Junto a diez profesores de Francia, Suiza, Canadá, Australia, Singapur, Reino Unido y Sudáfrica, su misión consistió en enseñarles a vender sus productos.

De motores a fertilizantes

«La mayoría tiene sus proyectos ya terminados o en la fase final. Por eso buscan ayuda para montar una empresa y encontrar su público», desgrana Quesada. Como reconoce que «la palabra capitalismo es delicada en la República Popular Democrática de Corea, nombre oficial del país que ellos prefieren, les enseñamos a que sus productos lleguen a quien los necesita».

Demostrando lo que hace falta en el país, entre ellos destacan motores que ahorran energía, máquinas purificadoras de agua y fertilizantes para mejorar la productividad de los cultivos. «Hay compañías bajo el paraguas del Estado que operan de forma local con cierta autonomía y donde sus empleados conservan sus ganancias», cuenta Quesada, quien cita a emprendedores que han pasado por los talleres de Choson Exchange y venden ya sus artículos en el mercado.

«Aunque hay problemas para entender los derechos de propiedad intelectual y algunas tácticas empresariales, son muy listos y tienen muchas ganas», se ufana el joven español, tan encantado con la experiencia que repetirá en el futuro. Con el reto de no poder apoyar sus explicaciones con internet, limitado en Corea del Norte a una «intranet» controlada por el régimen, Quesada y el resto de profesores han impartido sus clases en Pyongsong, a 40 minutos en autobús de la capital. Cercana al parque tecnológico de Unjong, dicha ciudad es una zona económica especial donde ha proliferado el comercio privado dentro de este régimen comunista. Un modelo copiado de la reforma y apertura de China, de la que se cumplen ahora 40 años.

La economía real

Como suele ser habitual, lo primero que hizo Álvaro Quesada nada más aterrizar en Pyongyang fue, antes incluso de llegar al hotel, rendir honores a las estatuas de bronce del abuelo y el padre de Kim Jong-un . Además de cumplir con las paradas de la propaganda, como la gigantesca biblioteca en la plaza de Kim Il-sung y el arco del triunfo, visitó un centro de inteligencia artificial, una fábrica de dulces y un colegio. «Hablamos en inglés con niños de entre 12 y 14 años que sabían lo último del Real Madrid, Barça y Atlético, lo que me llenó de orgullo, porque soy el presidente de la peña colchonera en Singapur», recuerda complacido.

Quesada también pudo comprar en un supermercado, donde vio muchos artículos locales y experimentó la economía real de Corea del Norte. Le cambiaron cada dólar por 8.500 won, casi el triple de un sueldo medio y diez veces más que la tarifa oficial, porque la gente prefiere las divisas debido al poco valor de la moneda nacional. Otra muestra más de que Corea del Norte aprende capitalismo.

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