Los líderes del DUP norirlandés, Arlene Foster y Nigel Dodds, este martes ante el Número 10 de Downing Street
Los líderes del DUP norirlandés, Arlene Foster y Nigel Dodds, este martes ante el Número 10 de Downing Street - REUTERS

John Major pide a May que no gobierne con el DUP norirlandés

Corbyn y la primera ministra intercambian bromas en su regreso al Parlamento

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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La política británica puede ser implacable. El navajeo subterráneo en las ciénagas de Westminster parece a veces una maquinación shakespiriana (véase el caso Gove-Boris de hace un año). Pero a diferencia de lo que ocurre en la tremendista vida partidaria española, existe algo que lo alivia todo: el sentido del humor, que opera como un bálsamo de cortesía. Theresa May y Jeremy Corbyn, tras cincuenta días de precampaña y campaña zurrándose a diario de forma muy dura, volvieron a verse ayer en el Parlamento británico. Dieron unos pasos juntos conversando y luego intercambiaron bromas.

May, consciente de que su sueño de ser Thatcher 2 ya es historia, se ha bajado del pedestal y ayer se mostró menos autoritaria y más relajada.

Incluso se permitió bromas celebradas con risas de toda la cámara. Tras la unánime reelección del simpático John Bercow como «speaker» (presidente) de los Comunes, May exclamó: «Bueno, por lo menos alguien ha conseguido la mayoría». Corbyn la felicitó por su victoria electoral y haciendo también chanzas le expresó su esperanza en que complete pronto «su coalición del caos» con DUP para que tenga lugar el llamado Discurso de la Reina, la sesión de arranque de la legislatura. «Coalición del caos» es la expresión que empleaba May en campaña al hablar de un posible Gobierno alternativo del laborista.

Corbyn también le dijo que si no logra el apoyo de DUP, él ofrece al país un «liderazgo fuerte y estable», en parodia del fallido lema de campaña de la primera ministra.

May recibió ayer en el Número 10 a Arlene Foster, la líder del Partido Democrático Unionista, el DUP norirlandés, cuyos diez diputados serán su soporte para contar con mayoría. Foster, sin concretar más, declaró que las conversaciones «han ido bien» y que el pacto llegará «más pronto que tarde». Hoy mismo podrían sellar su acuerdo, que no incluirá ministros de DUP en el Gobierno, sino su apoyo votación a votación. El pago será, como casi siempre, dinero, más inversión para Irlanda del Norte.

Peligra la paz

Mientras May y Foster negociaban, una voz relevante pero que se prodiga poco criticó frontalmente su acuerdo. El ex «premier» conservador John Major advirtió que esa alianza «podría minar» el «frágil» acuerdo de paz de Irlanda del Norte. «Ya no se verá al Gobierno británico como un árbitro imparcial y honesto a la hora de formar el Gobierno compartido». Los Acuerdos de Paz de Viernes Santo de 1998 establecen que el Ejecutivo norirlandés deben formarlo en coalición las formaciones mayoritarias unionista y republicana.

Major criticó también que «DUP pedirá dinero a cambio de votos en el Parlamento». Un poco como lo ha hecho el PNV en España. El ex«premier» cree que ceder en su demanda «creará malestar en otras partes del Reino Unido».

May, que se cree que suavizará su Brexit drástico, cenó anoche con el presidente Macron en París, donde vieron juntos en el estadio el partido amistoso de fútbol Francia e Inglaterra. Hablaron del Brexit y de seguridad, en especial del control de la tolerancia de los gigantes de internet ante el yihadismo.

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